A veces me dan unos ataques mayúsculos de curiosidad.
¡Cómo me gustaría estar en la cabeza de alguien para conocer sus reacciones ante las pautas publicitarias!
No importa su edad, sexo (o género, u otro material de costura), estado civil, posición social, situación familiar, etc.
Me gustaría saber si, mientras mira televisión, cuando llegan las propagandas hace otra cosa: ir al baño, prepararse un té o un batido de plátanos, o matar una cucaracha juguetona que pasea por ahí.
O si se queda, si realmente mira la publicidad, desearía conocer si le presta atención, si se detiene a tratar de comprender lo que le están transmitiendo, si discierne lo bueno de lo malo, o sea.
En mi caso, es habitual que las vea, y todavía sigo sin entender porqué cuando, en un altísimo porcentaje, me ponen todos toditos los pelos de punta, a mí, justo a mí que, como buena calavera que soy (mirad mi foto), no tengo pelo en abundancia ni cabellera suelta al viento, que no sopla en los sepulcros blanqueados, ni en Argentina ni en ningún otro lugar del planeta.
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Hace unos días, vi este comercial, variante de otros anteriores.
¿Queréis observarlo y escucharlo detenidamente? ¿Sí? Gracias, ¡muchas gracias! Es un alivio saber que el atento lector está realmente atento.
Los simpáticos amigos que se van de vacaciones,
se esmeran en inventar una excusa sólida para mentirles a sus
novias. Si al día siguiente, se conectan por Skype o escriben un
mail, todos dirán lo mismo y las chicas les creerán.
Una vez consolidada la sólida mentira, se van tranquilos
y alegres a bailar. Es decir, a hacer algo totalmente distinto de lo que acaban de acordar y que a sus novias, de enterarse, les produciría infartos masivos de múltiples miocardios.
Entonces, una voz en off, dice:
Tengamos una versión oficial de cada noche y...
evitemos posibles problemas...
Este verano, usemos Internet responsablemente.
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La primera cuestión que me asalta, cual iguana agazapada detrás de una piedra, y me corroe por tanto las entrañas, es tratar de entender qué puede ser
USAR INTERNET RESPONSABLEMENTE.
Palabra de honor que el significado de esta breve frase se me escurre por las rejillas de la impudicia.
¿Usar Internet con responsabilidad será evitar que se arrugue, que se manche o que se rompa?
¿Consistirá en volver a dejarla en el mismo lugar donde estaba antes de usarla?
¿O usarla en puntas de pie y bocca chiusa para no hacer ruido y así no despertar a los que ya están durmiendo en la casa?
¿Será, quizás, lavarla después de usarla y luego guardarla en el placard?
¿O será no estar conectado las 48 hs. del día y, quizás, tampoco las 48 hs. de la noche acompasada?
Es decir, ¿usarla con mesura y no como un adicto compulsivo y descontrolado?
Es muy probable que ésta sea la significación de tan confuso mensaje, el cual, por otra parte, es misteriosamente válido sólo para el verano. Implícito: el resto del año, sé tan irresponsable como mejor te plazca.
Me asalta entonces, sorprendiéndome mal, una segunda cuestión:
¿cuál será la relación causa-efecto entre
TENER UNA VERSIÓN OFICIAL DE CADA NOCHE Y
EVITAR POSIBLES PROBLEMAS
y usar Internet responsablemente?
Me siento compelido a consultar, una vez más, el Diccionario:
responsabilidad.
1. f. Cualidad de responsable.
2. f. Deuda, obligación de reparar y satisfacer, por sí o por otra persona, a consecuencia de un delito, de una culpa o de otra causa legal.
3. f. Cargo u obligación moral que resulta para alguien del posible yerro en cosa o asunto determinado.
4. f. Der. Capacidad existente en todo sujeto activo de derecho para reconocer y aceptar las consecuencias de un hecho realizado libremente.
Me apunto a la cuarta acepción.
Y sigo:
responsablemente.
1. adv. m. Con sentido o conciencia de la propia responsabilidad.
Tengo la extraña sensación de que sigo sin ver relación alguna entre
tener una versión oficial de cada noche y
usar Internet responsablemente.
¿Será mi incapacidad de ver la relación el hecho de que ésta no exista de modo alguno, ni siquiera en la misma propaganda en la que se enuncia?
La tercera cuestión vendría a ser algo así como un enfoque mareado sobre qué tipo de responsabilidad puede esperarse de un grupo de chicos a quienes
expresamente se les está sugiriendo que les mientan a sus novias para que no les hagan problemas por sus traiciones y jugarretas perdularias.
Quizás aquí se aplique, como puntada sin hilo ni aguja, aquello de
Ojos que no ven, corazón que siente y no se da cuenta, para las chicas que aguardan el regreso de sus futuros esposos, padres de sus hijos, compañeros de ruta, caminantes haciendo camino al andar...
Considero que mentirles a las novias agrava la cuestión.
Si la propuesta hubiese sido mentirle al jefe, o al kiosquero de la esquina, o a la vieja del 3º A, o a cualquier otro, habría sido grave pero no tanto.
Mentirle, en cambio, a la persona con la que se piensa tener un proyecto de vida, formar una familia, destinataria del amor más profundo e intenso, es mucho, mucho más serio.
Por el párrafo anterior, deduzco claramente que soy un estúpido romántico démodé que cree en el amor "hasta que la muerte nos separe". ¡Cómo seré de anticuado que utilicé la palabra francesa
démodé (pasado de moda), que estuvo en uso en estos pagos harán unos 300 o 400 años!
¿Acaso no te diste cuenta, Sexagenario Oxidado, que las relaciones amorosas actuales son, en su mayoría, exclusivamente
touch and go?
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¿Por qué?
¿Por qué siento y opino que esta propaganda, como tantas otras, transmite, de manera perversa, un mensaje aparentemente simpático para descuajeringar aún más la estropeadísima escala de valores que tratan de inculcarnos a toda costa?
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Vuelvo al principio.
¿Advertirán los televidentes en general todo lo que este tipo de publicidad arteramente implica?
Si se dan cuenta, ¿qué pensarán, qué opinarán, cómo actuarán?
Si no se dan cuenta, ¿cómo se retorcerán los contenidos de su moral, sus pautas de conducta, sus criterios educativos, en definitiva, sus conciencias?
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