jueves, 29 de septiembre de 2011

El Che "Rosarino" Guevara

Plaza de la Cooperación
Rosario
Creo que es altísimamente improbable que alguna vez llegue a coincidir con la idea recontra absurda de que Ernesto Guevara haya sido "rosarino".

Sé que nació aquí, a pesar de que no hay seguridad de la causa, o sea, si fue por azar o para ocultar el embarazo prematrimonial de su madre, algo muy vergonzante para la época. Como decían algunos, no era del todo bien visto.
Sería necio de mi parte negar este hecho.

Es cierto también que, en esos momentos, sus padres vivieron en Entre Ríos y Urquiza, en el edificio proyectado por el Arq. Alejandro Bustillo, de reconocida trayectoria profesional en los Parajes del Plata y un tanto más allá, como Mar del Plata, con el Casino Royale, o Bariloche, con el Centro Cívico Interplanetario, por nombrar otros lugares por fuera de la Capital Unitaria; ¿o era federal?

Monumento a la Bandera
No obstante, el Ernesto, a los dos años de edad ya estaba viviendo en Alta Gracia (Pcia. de Córdoba), por su condición de asmático.

Con mi abuelo paterno ocurrió casi lo mismo, como un calco de anticipación. Una diferencia notoria fue que el acontecimiento familiar ocurrió hacia fines del Siglo XIX, entre 1870 y 1875 aproximadamente. Cuando mi bisabuela, repuesta de su trabajo de parto, retomó sus sesiones de minué entrecortado, mis antepasados continuaron su viaje hacia Buenos Aires, ciudad en la que realmente residían. Otra diferencia, aunque menor, es que la madre de Ernesto era misionera y mi bisabuela, en cambio, supo ser correntina.

Afirmar a voz en cuello, pregonando por las calles de la ciudad, que mi abuelo fue rosarino sería algo en extremo disparatado.

Chris de Burgh
Un caso similar es el del cantante británico Chris de Burgh, que nació en Venado Tuerto (Pcia. de Santa Fe - Argentina), el 15 de Octubre de 1948. Su padre fue diplomático y tenía una estancia cerca de esta ciudad. Para peor, vivió en nuestro país hasta los doce años. A pesar de todo esto, ¿sería intrínsicamente cierto afirmar, sin alergia tópica, que es argentino? ¿O es más apropiado decir de él que es británico? Opinen como quieran. Para los que no lo conocen, cuento que su mayor éxito fue la canción "Lady in Red", de 1986.

Seguramente habrá muchos casos más. No los conozco.

Escudo de Rosario Central
Del Che no sólo afirman que es (o fue) rosarino, sino que, para reforzar la argumentación, destacan que él siempre se manifestó como hincha de Rosario Central.

Esta bobada se escapó hasta la estratosfera y recayó sobre mi patio, pintándolo de azul y amarillo. ¡Quedó regio!

Un amigo mío muy querido, proveniente de El Salvador, es hincha del Real Madrid. En su momento, cuando le pregunté la razón, me explicó que en su país no hay clubes importantes, y que la mayoría de la población se divide entre hinchas del Real Madrid y del Barça (¡vamos, Lionel, todavía!). Ahora bien, el pobre desgraciado no se ha vuelto "madrileño"; continúa siendo salvadoreño de pura cepa.

Al no interesarme el fútbol, desconozco cuántos hinchas de Boca y River hay en nuestra ciudad. Al voleo, sé que hay cantidá. ¿Son porteños?

Para que pueda decirse, con seriedad, de alguien que es oriundo de algún lugar, no basta con que esa persona haya nacido en ese lugar. Es necesario, en mi parecer veraniego bajo el sol eclipsado, que ese lugar haya influido sobre esa persona, esto es, que haya dejado su impronta en ella. Como quien dice, que le haya puesto la marca en el orillo.

Ingreso, por Entre Ríos, al edificio proyectado por el bueno de Bustillo.

En habiendo tenido en cuenta el singular sesgo de que nuestra impermeable Ciudad no pudo dejar su sello de lacre en la personalidad de este niño, por falta de tiempo y no por mala voluntá, es que sostengo, y seguiré sosteniendo, que Guevara es tan rosarino como mi abuelo Martín. Es decir, no lo son en un sentido más profundo que la mera eventualidad aleatoria de haber sido dados a luz en esta Cuna Sublime, en la que Belgrano enarbolara por primera vez la Bandera, el 27 de Febrero de 1812.

Únicamente un lector muy distraído podría pensar que este artículo tiene alguna postura politica oculta y tétrica.

lunes, 26 de septiembre de 2011

Nuevos valores

"Cambia, todo cambia" cantaba entusiasmada Mercedes Sosa, en Diciembre de 1984, cuando fui a escucharla en el recital que dio en el Estadio de Rosario Central. De ahí se publicó el disco "¿Será posible el Sur?", que sigue pareciéndome muy bueno.

No obstante, la cuestión del cambio no comenzó con esta excelente cantante. Viene de antigua data. Según recuerdo, una polémica importante se dio entre Parménides y Heráclito, presocráticos de la primera hora.

¡Si los habré escuchado debatir! Todos los sábados de verano, en la tardecita templada, venían a casa a charlar con mi padre. En el patio principal, se sentaban orondos mientras mi madre, con la gentileza que la caracterizaba, les cebaba mate.

Parménides
Parménides era un hombre alto, bien parecido. De postura hiératica, recogía prolijamente su túnica en su brazo izquierdo, y casi no reía. Se podría decir, en una comparación odiosa y fétida como todas las comparaciones, que se parecía al papa Pío XII.

Heráclito
Heráclito, en cambio, era más bien bajo, regordete, que siempre sonreía. Llevaba su túnica medio arrugada, pero limpita. En una similar comparación, podría decirse que era un Juan XXIII un tantico más antiguo.

Como dije, en verano se reunían en casa. En invierno, en cambio, iban a lo de Heráclito, quien tenía la chimenea siempre prendida. Es claro, si para este filósofo bonachón, el arjé (principio constitutivo del Universo) era el Fuego, no iba a ser él, precisamente él, quien apagara la chimenea, ¿no?

Parménides, con un hablar pausado, insistía con que el universo era estático. Heráclito, por su parte, reiteraba que todo estaba en permanente movimiento. De ahí viene la frase transmitida por Platón, con el bollo ése de que no nos bañamos dos veces en el mismo río y patatín y patatán.

Yo, agazapado detrás de una persiana, pasaba ratos entretenidísimos oyéndolos argüir con vehemencia y educación galante en ambos casos. Mi padre, que no tenía la misma labia, sin embargo hacía sus aportes que permitían, como mínimo, seguir con la charla sin mayores tropiezos.

Hasta que llegó un día en que Parménides se enojó. Levantando levemente el tono de su voz, dijo:

- Discúlpenme, me retiro. Esta conversación no da para más.

Y se fue. Heráclito, sonriendo, prendió un pucho mientras le decía a mi padre:

- No te preocupés, Pete. Ya se le va a pasar. Claro ejemplo de lo que vengo diciendo: recién, por el enojo, cambió, y ni se dio cuenta. Después, cuando se le pase el enojo, volverá al pago. Si nos queremos un montón...

Calas para velorio
De golpe, se oyó un gran estruendo, y gente que gritaba a voz en cuello. Todos salimos a ver qué pasaba. Parménides, mortalmente herido, yacía en medio de la calzada; acababa de atropellarlo un camión para la recolección de residuos.

Los peritos policiales, forenses y particulares, dictaminaron que la culpa fue del difunto, pues cruzó distraído.

Y sí, el enojo contenido lo cegó y no pudo ver el camino con claridad.

FINAL TRISTE

Pero la cuestión del cambio seguía sin resolverse. Pasó el tiempo y llegó, una vez más (resurge como el ave fénix cada vez que se lo necesita), el campechano Aristóteles, resolviendo la cuestión con su teoría de la potencia y el acto.

De esta manera, desde el punto de vista filosófico se comprende que el cambio es posible, y experimentalmente podemos comprobarlo, tal como señaló Diógenes, otro filósofo coetáneo: "El movimiento se demuestra andando".

Cambios en las temperaturas
La civilización humana, tan terrenal como las demás cosas de la Tierra, cambia y cambia, y vuelve a cambiar. Es de locos, pero no para nunca. El punto, en este aspecto concreto, es si evoluciona o involuciona. Y no crean, ávidos detractores de este blog, que éste es un tema menor.

La mayoría de las personas opinan que, por el solo hecho de cambiar, la civilización progresa. No cabe duda de que el avance tecnológico ha sido enorme y, en sí mismo, extraordinario. Un problema grave reside en cómo se usan dichos avances.

El teléfono celular es, por ejemplo, uno de esos increíbles desarrollos. A pesar de esto, ya he escuchado, bastantes veces, a diversas personas decir que, en esta época de las comunicaciones, estamos menos comunicados. Empiezo a intuir que no todos opinan que el movimiento de la civilización humana es inexorablemente evolución.

Y así, mientras la sociedad humana cambia, van cambiando los valores que ésta sostiene como buenos. Desde hace unos años, la Venganza viene surgiendo desde el lodo primordial, elevándose cada vez más a niveles de mayor altura y jerarquía.

¿Justicia qué?
Daría la impresión de que la Ley del Talión ha resurgido con resplandores apocalípticos. Enunciada dos veces en el Antiguo Testamento (Deuteronomio, Cap. 19, último versículo; Levítico, Cap.24, vs 17-20), se trata, según algunos comentadores, de un esbozo primitivo del concepto de justicia.

Quizás haya sido así en aquellos tiempos pasados y pretéritos pluscuamperfectos. Pero hoy en día, vendría a ser algo así: ojo por ojo, vení que te reviento. ¿Y los dientes? Se los donamos a la Facultad de Odontología para implantes deplorables.

Pinza para arrancar dientes
Nadie duda de que doña Venganza existió siempre, pero ahora se ha revestido de un halo especial. Cómo será, si no, que ya estamos en la tercera temporada de novelas televisivas que le brindan un lugar preferencial en sus argumentos; a saber:

- "Valientes", en el 2009.
- "Malparida", en el 2010.
- "Herederos de una venganza", actualmente en emisión.

Y con parsimonia ritual, de manera perversa las agencias publicitarias no perdieron la ocasión de utilizar a esta Dama para sus propios fines inescrupulosos, porque se pone en duda si el fin justifica, o no, los medios.

Así, estamos viendo como quien oye llover, la siguiente pauta:


Y para que no me acusen de machista, sexista, discriminador por género, botellero loco, o cualquier otra cosa, aquí les presento la pauta correlativa, a saber:


Es tan horripilantemente ATROZ que se recurra a la Venganza, como si fuera un valor maravilloso, para que sea el leit-motiv que lleve el hilo conductor de ambas propagandas que, por más que lo intente, nunca podré tomarlas en broma.

No me cabe en la cabeza que exista alguien tan retorcido y malévolo como para concebir estas publicidades tan feroces, donde la Venganza desempeñe un papel fundamental, en un ambiente civilizado, sin nerviosismos, con voz calma... ¡total naturalidad para que surja el monstruo!

Si no me fuerzo a poner ya un toque de humor, caeré sin remedio al precipicio de la desesperanza.


Otro más:

Flor de Adorno

jueves, 22 de septiembre de 2011

Aquí tenéis reloj. Allí tenemos tiempo.



ADVERTENCIA: La foto y la entrevista que figuran en esta entrada me las enviaron por mail el 30 de Mayo. Lo absurdo no está en la entrevista, claro, sino en nuestro apuro, nuestra urgencia. Éstos casi siempre nos llevan al estrellado. Obviamente, hay momentos de urgencia vital; por ej., cuando se presenta un infarto agudo de miocardio o un edema agudo de pulmón. Esto lo sé por experiencia propia. Pero en general...

PENA DE ÚLTIMO MOMENTO: Ayer vi un archivo PowerPoint hecho con esta entrevista. Tiene imágenes muy buenas del Sahara, y una muy buena música. Pero (porque siempre hay un pero) en este caso, arruina lo que la entrevista quiere destacar, porque la ilustración y el sonido dificultan la lectura, al menos a mí. Puede ser que, en cambio, para muchos sea algo positivo.
Estuve a punto de no publicar esta entrada; voy a hacerlo igual pues cabe la posibilidad de que haya otras personas a las que le suceda algo parecido a lo que a mí me ocurre.

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Esta historia es real. Vale la pena tomarse unos minutos y leerla lentamente. Es una entrevista realizada a un tuareg ... los hombres azules del desierto. Son nómades. 
Y es hoy ... ahora ... en este momento ... 
Tan cerca y  ...  ¡tan lejos!



MOUSSA AG ASSARID
No sé mi edad; nací en el Sahara, sin papeles...
… en un campamento nómade tuareg, entre Tombuctú y Gao, al norte de Mali. He sido pastor de los camellos, cabras, corderos y vacas de mi padre. Hoy estudio Gestión en la Universidad Montpellier. Soy soltero. Defiendo a los pastores tuaregs. Soy musulmán, sin fanatismos.
- ¡Qué turbante tan hermoso!
- Es una fina tela de algodón; permite tapar la cara en el desierto cuando se levanta arena, y a la vez seguir viendo y respirando a su través.
- Es de un azul bellísimo...
- A los tuaregs nos llamaban los hombres azules por esto: la tela destiñe algo y nuestra piel toma tintes azulados.
- ¿Cómo elaboran ese intenso azul añil?
- Con una planta llamada índigo, mezclada con otros pigmentos naturales. El azul, para los tuaregs, es el color del mundo.
- ¿Por qué?
- Es el color dominante: el del cielo, el techo de nuestra casa.
- ¿Quiénes son los tuaregs?
- Tuareg significa "abandonado", porque somos un viejo pueblo nómade del desierto, solitario, orgulloso. "Señores del Desierto", nos llaman. Nuestra etnia es la amazigh (bereber), y nuestro alfabeto, el tifinagh.
- ¿Cuántos son?
- Unos tres millones, y la mayoría todavía nómades. Pero la población decrece... "¡Hace falta que un pueblo desaparezca para que sepamos que existía!", denunciaba una vez un sabio. Yo lucho por preservar este pueblo.
- ¿A qué se dedican?
- Pastoreamos rebaños de camellos, cabras, corderos, vacas y asnos en un reino de infinitud y silencio...
- ¿De verdad tan silencioso es el desierto?
- Si estás a solas en aquel silencio, oyes el latido de tu propio corazón. No hay mejor lugar para hallarse a uno mismo.
- ¿Qué recuerdos de su niñez en el desierto conserva con mayor nitidez?
- Me despierto con el sol. Ahí están las cabras de mi padre. Ellas nos dan leche y carne, nosotros las llevamos a donde hay agua y hierba... Así hizo mi bisabuelo, y mi abuelo, y mi padre... Y yo. ¡No había otra cosa en el mundo más que eso, y yo era muy feliz en él!
- ¿Sí? No parece muy estimulante...
- Mucho. A los siete años ya te dejan alejarte del campamento, para lo que te enseñan las cosas importantes: a olisquear el aire, escuchar, aguzar la vista, orientarte por el sol y las estrellas... Y a dejarte llevar por el camello; si te pierdes, te llevará a donde hay agua.

- Saber eso es valioso, sin duda...
- Allí todo es simple y profundo. Hay muy pocas cosas, ¡y cada una tiene enorme valor!
- Entonces este mundo y aquél son muy diferentes, ¿no?
- Allí, cada pequeña cosa proporciona felicidad. Cada roce es valioso. ¡Sentimos una enorme alegría por el simple hecho de tocarnos, de estar juntos! Allí nadie sueña con llegar a ser, ¡porque cada uno ya es!
- ¿Qué es lo que más le chocó en su primer viaje a Europa?
- Vi correr a la gente por el aeropuerto. ¡En el desierto sólo se corre si viene una tormenta de arena! Me asusté, claro.
- Sólo iban a buscar las maletas, ja, ja...
- Sí, era eso. También vi carteles de chicas desnudas: ¿por qué esa falta de respeto hacia la mujer?, me pregunté. Después, en el hotel Ibis, vi el primer grifo de mi vida. Vi correr el agua... y sentí ganas de llorar.
- ¡Qué abundancia, qué derroche, ¿no?!
- ¡Todos los días de mi vida habían consistido en buscar agua! Cuando veo las fuentes de adorno aquí y allá, aún sigo sintiendo dentro un dolor tan inmenso...
- ¿Tanto como eso?
- Sí. A principios de los ’90 hubo una gran sequía; murieron los animales, caímos enfermos... Yo tendría unos doce años, y mi madre murió. ¡Ella lo era todo para mí! Me contaba historias y me enseñó a contarlas bien. Me enseñó a ser yo mismo.
- ¿Qué pasó con su familia?
- Convencí a mi padre de que me dejase ir a la escuela. Casi cada día yo caminaba quince kilómetros. Hasta que el maestro me dejó una cama para dormir, y una señora me daba de comer al pasar ante su casa. Entendí: mi madre estaba ayudándome.
- ¿De dónde salió esa pasión por la escuela?
- De que un par de años antes había pasado por el campamento el rally París-Dakar, y a una periodista se le cayó un libro de la mochila. Lo recogí y se lo di. Me lo regaló y me habló de aquel libro: El Principito. Y yo me prometí que un día sería capaz de leerlo.
- ¡Y lo logró!
- Sí. Y así fue cómo logré una beca para estudiar en Francia.
- ¡Un tuareg en la universidad!
- ¡Ah, lo que más añoro aquí es la leche de camella! Y el fuego de leña. Y caminar descalzo sobre la arena cálida. Y las estrellas: allí las miramos cada noche, y cada estrella es distinta de otra, como es distinta cada cabra... Aquí, por la noche, miráis la tele.
- Sí... ¿Qué es lo que peor le parece de aquí?
- Tenéis de todo, pero no os basta. Os quejáis. ¡En Francia os pasáis la vida quejándoos! Os encadenáis de por vida a un banco, y hay ansia de poseer, frenesí, prisa… En el desierto, no hay atascos, ¿y sabes porqué? ¡Porque allí nadie quiere adelantar a nadie!
- Reláteme un momento de felicidad intensa en su lejano desierto.
- Es cada día, dos horas antes de la puesta del sol: baja el calor, y el frío no ha llegado, y hombres y animales regresan lentamente al campamento y sus perfiles se recortan en un cielo rosa, azul, rojo, amarillo, verde...
- Fascinante, desde luego...
- Es un momento mágico. Entramos todos a la tienda y hervimos té. Sentados, en silencio, escuchamos el hervor… La calma nos invade a todos: los latidos del corazón se acompasan al pot-pot del hervor…
- ¡Qué paz!
- Aquí tenéis reloj. Allí tenemos tiempo.


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lunes, 19 de septiembre de 2011

¡Pobre fulano!

¡No hay caso! La publicidad continúa... ¡reventándome el hígado y mi alrededor cuántico como todos los días! Tonto que soy, no me acostumbro y no puedo dejar de mirar tanta bobada perniciosa.

¿Es que no hay nadie, o casi nadie, que sea por sí mismo, sin hacer depender su esencia de cosas que lo mantengan en el aire, cual globo destartalado y bucólico, antes de caer y hacerse percha?




Este tipo me da lástima. Me da vergüenza ajena verlo pasar (cóndor ni por casualidad) por el peaje la primera vez. A pesar de que casi se cae por la ventanilla,  la chica ni se entera de su existencia anfibia, de tan volátil que es.

¡Zas, a otro que se le ilumina la lamparita bajo consumo!
Va volando (no se ve, pero lo intuyo) a recuperar su estilo, en un súper o en una casa de artículos de limpieza, y compra un repuesto para su maravilloso, apoteótico, deslumbrante, homeopático y regenerante desodorante para auto. ¡Es un hombre nuevo!

Tampoco lo muestran: relleno el hueco con aserrín, aserrán. El tipo regresa al peaje como reguero de pólvora, hecho y derecho de bomba molotov.

Esta vez, la chica arrobada por el perfume tóxicamente envolvente, lo huele, ve el auto, y sale corriendo de la casilla para subirse a la carroza de la fortuna.

Ella no necesita maquillarse, empolvarse, ponerse traje de fiesta, ni nada de esas cosas que hacen las mujeres del arrabal. Le bastan sus expectativas infundadas.

Como una diosa
feliz mariposa
recorre los caminos
hasta dar con él
su príncipe amarillo.

Y él, despojado de toda identidad y entidad, se arrastra lentamente pidiendo, al mejor estilo pordiosero, una brusca mirada edulcorante, un respingo de amor, un viento huracanado de ternura, un alfajor santafesino de dulce de leche, ¡lo que sea antes de que muera el sol!

O se acabe el repuesto del sabroso y nunca bien alabado y regio desodorante, y le joven arrobada caiga en la cuenta de cuánto se equivocó buscando un futuro seguro en su precaria economía ecológica, y descienda del auto para dejarlo marchitándose como un cactus melancólico, de no ser, de haber aparentado ser, y de volver a la nada.


jueves, 15 de septiembre de 2011

A por la candidatura

ADVERTENCIA: Esta entrada no tiende a hacer política ni cosa parecida. No obstante, no puedo decir que soy neutro porque tengo opinión sobre todos los temas que conozco. Si no la tuviera, me resultaría imposible escribir estos artículos.

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Me marea. Palabra de honor, me marea tanta frase absurda, disparatada, regurgitada, marchitante y enervante.

Tampoco entiendo, y también me marea, que los habitantes del suelo argentino no nos demos cuenta de las excelsitudes del Octavo Infierno que, ardientes en su alevosía, nos rodean por todas partes desde antes de la creación del Universo.

Ni tampoco entiendo a los que nos damos cuenta, y no nos rejuntamos en algún lugar para plantear nuestras inquietudes, arengando al pueblo desde un banquito, como hacía Mafalda. Espero que a mí me den una escalera porque, si no, ...

1º de Mayo del 2011. El sosegado, simpático, bonachón, y elegante Hugo Moyano estaba en algún lugar del país, presidiendo algún Acto por el Día del Trabajador.

En su casi aletargado discurso, que fluía lentamente como un arroyo pampeano, el Jefe Parlamentario de la Confederación General del Trabajo, deslizó con suavidad estas palabras: "¡Cristina tiene que ser candidata a presidenta, y ser reelecta, para que así Perón, Evita y Néstor puedan descansar en paz!"
Agrego: amén, aleluya...


Apenas lo oí, simplemente me pareció una propuesta lógica. Medio minuto después, me di cuenta de que, si avanzaba un micrón con ese mismo razonamiento, podía concluir lo siguiente: si Cristina Fernández de Kirchner es reelecta como presidenta y, entonces, Perón, Evita y Néstor podrán descansar en paz, ¿qué estarán haciendo los tres difuntos ahora, revolviéndose en sus tumbas, a pesar de que, en este mismísimo instante, Cristina se encuentra, elegantemente vestida, en el pleno ejercicio de su función presidencial destemplada?

Esta vez sólo me desmayé; ¡ni siquiera me broté! Estoy anestesiado con tanta campaña política verborrágica y perpetradora.


De cualquier manera, si hubiera estado en el lugar de Cristina, al Hugito lo habría reventado a patadones en la nuca, aunque la ofensa no alcanza a ser brutalmente explícita por medio pelo.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Descorriendo el velo

Estoy harto. Me tiene harto, podrido, cansado, empalagado y no me acuerdo ya cuántas cosas más.

Desde que empecé con este asunto del blog, como mínimo una vez al día todos los días, insiste que no todas las propagandas son perversas, que no siempre tienen un doble mensaje, etc., etc., etc., et... ¡cetera!

Por muy amigo mío que sea, no puedo ni debo dejar de denunciarlo públicamente.
Se trata de Rolando, al que ya no aguanto, aunque no es para tanto.

Tanto renegó, tanto se empecinó que, al fin de cuentas, me avine magnánimo y pretérito a ver una propaganda que quería mostrarme. La buscó en YouTube, y me la zampó.



Al terminar de verla, recordé lo que me había dicho otro amigo mío, Jim, sobre cómo se hacen estas cosas.

Después del encuentro con Rolando, regresé a mi vivienda morada. Aclaro el color porque hay viviendas en todas las gamas de la escala cromática. Habiendo ingresado a la Internet en búsqueda de esta joya audiovisual, no preví que iba a encontrarme con comentarios de lo más diversos.

¿Será posible?
Algunos la ponderaban, mientras otros la derribaban a cascotazos y praliné rancio. Me pareció sublimemente estúpido: todas las cosas, situaciones, enunciados y demás, tienen cara y contracara. Cuando descorren el velo que tapa la realidad, y nos cuentan la historia tal cual es, muchos son los que se disgustan y se van a vivir a Usuhaia, para refrescarse las entrañas y la cabeza ardiente.

Rolando tenía razón. No había visto esta publicidad concreta; me pareció que estaba un montón, estaba. Era lógico que no la hubiese visto. Siendo canadiense, y estando en inglés, se me hace MUY poco probable que la hayan dado en televisión por estos lares. Le pregunté a mi amigo si la había visto aquí o en El Salvador, su tierra neonatal, y me dijo que no se acordaba. Otra vez me broté, y casi lo estampo.

Este amigo mío, habitualmente no es tan zarpado como mi otro amigo, el Juani. Tiene mejores modos y no resulta para nada agresivo. Pero insiste como moscardón o como pelo en la leche o como el viento zonda, ¡ya no sé de tanto que me marea!

Paso a la publicidad cosa de que los seguidores de este inmarcesible blog no se vengan en avalancha y me dejen más sepultado de lo que estoy (ver foto en "Perfil").

Este spot muestra con excelente precisión cómo se macanea al generar una imagen. Cabe afirmar con total contundencia (¡ay, Juani, no leas esto!) que la chica es linda de entrada. Pero con los miles de maquillajes, peinados, resaltadores en los ojos, los labios, pasta base, etc., más el efecto ventilador, ya resulta una foto estupenda. Pero no se quedan ahí: le hacen unos cuantos retoques más con Photoshop o equivalente, y terminan dejando una foto espectacular que hasta a mí me hizo resucitar, y eso que estaba totalmente muerto de muerte natural.


El aviso empieza diciendo que es un Film Dove, y se llama "Evolución"; creo que ahí ya comienza la crítica. Con las imágenes se consolida la mano en contra de la falsía que puede haber (¡me he vuelto de precavido!... no afirmé que hay) en una publicidad cualquiera. Rematan el asunto con el agregado de las últimas frases, que con total y empinada gentileza les traduzco a continuación:

1) No sorprende que nuestra percepción de la belleza esté distorsionada.

2) Participá del Taller de Trabajo Dove de Belleza Real para las Jóvenes.
    Visitá el sitio campaingforrealbeauty.ca
    (campaña a favor de la belleza real, Canadá).

3) La Fundación Dove para la Auto-Estima.


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Este aviso glorioso muestra, tan sólo en un minuto quince segundos, como la evolución artificial puede retornar en involución, y acabar en el ser humano lo poco que nos queda de sensatez.

jueves, 8 de septiembre de 2011

Quiero!

¿Cómo voy a conocer, de antemano, las excelsas cualidades y las inmarcesibles mercedes que brinda el Plan Quiero (retruco), del Banco de Galicia, que a mí siempre me beneficia?


Estoy, justito ahora, tomando unos mates. Puesto que no tengo apuro en conseguir este Plan, campechano cuidador del medio ambiente, ya me enteraré al dedillo, a su debido tiempo, de todas sus bondades.

Porque no voy a rendirme ante el caballeresco desafío de aceptar tan maravilloso ofrecimiento, cuando la sociedad de consumo me compele con la arrasadora alegría propia de los patos salvajes sobrevolando el Río Amarillo.

¡Siempre encontrás el pelo en la leche!, me espetó un amigo hace unos días, con desenfado incorrupto, para recriminarme que nunca encuentro una publicidad que me guste.

No es verdad, porque sí hay propagandas que me parecen muy buenas. Simplemente ocurre que no me resulta viable dejar pasar de largo los absurdos habituales con  los que me topo todos los días, no necesariamente publicitarios; me ponen los pelos en llamas.

Además, éstas son las cosas que vengo criticando, cuestionando, asediando, bordando, espeluznando, desde hace una patada de años, con motivo de que precisamente aquí reside la maquinaria infernal para destrozar los diminutos mecanismos de pensamiento que aún nos quedan.

Bajo la incuestionable presunción de que tener los puntos "Quiero" es lo más sublime que pueda sucederle a un ser humano en esta vida terrenal que es pura polvareda, continúa molestándome ver cómo la pareja de esta propaganda específica, que se trata con tanto respeto, amor latente, cortesía y demás, no cesa de discutir ni una fracción de segundo... ¡no vaya a ser que la armonía conyugal los sorprenda desprevenidos y se afinque entre ellos!

¿Qué sería de sus vidas si no tuvieran con quién pelear? ¡Caída de cúbito dorsal en el pozo sin fondo del fracaso sempiterno!

¡Ojalá sean pocas, o mejor ninguna, las parejas a las que les suceda lo que tristemente muestra esta publicidad!

lunes, 5 de septiembre de 2011

Criterios de verdad


A principios del Siglo XX.
- ¿Y vos te creíste ese bolazo?
- ¡Pero claro, lo leí en el diario!
- ¡Ah!

Años después.
- ¿Y vos te creíste ese bolazo?
- ¡Y cómo no, lo escuché por radio!
- ¡Ah!

Años más acá.
- ¿Y vos te creíste ese…?
- ¡Por supuesto, vi la película!
- ¡Ah!

Hace menos años.
- ¿Y vos te creíste…?
- ¡Qué te parece, lo vi por televisión!
- ¡Ah!

Menos años aún.
- ¿Y vos te…?
- ¿Y vos no? ¡Está en Internet, dinosaurio!
- ¡Ah!

En todo tiempo.
- ¿Y vos…?
- ¡Más me vale! Lo dijo el Licenciado de la Riestra…
- ¡Ah!

Entre las múltiples tonteras absurdas que nos acechan, están los dudosos criterios de verdad. Paso a contar cuatro episodios ilustrativos.

En 1976 asistí a un cursillo sobre Sagradas Escrituras. En una de las charlas, el disertante habló sobre Moisés. Un muchacho, de muy buen humor, dijo: “¡Ah sí, vimos la película!” Es claro, lo dijo en broma, refiriéndose a Charlton Heston en “Los Diez Mandamientos”; empero, esta broma muestra cómo el cine es uno de estos criterios de verdad.

En el 2008, una amiga mía y yo estábamos charlando amigablemente en mi casa. Me comentó que había visto por televisión a un especialista en arañas, que había afirmado que éstas siempre picaban. Le dije:

-         No siempre. Yo aquí cazo con los dedos todas las que puedo.
-         Ese señor dijo siempre

¡Notable, ¿no?! Yo acababa de decirle que cazaba las arañas de mi casa con los dedos; si hacía y hago esto, es porque, requete obvio, no me pican.

Mi amiga, no obstante, insistió en que picaban porque lo dijo un fulano por televisión, anteponiendo este cuestionable dato a mi propia experiencia.

En Junio del 2010, estaba conversando con una compañera de trabajo. Le estaba hablando de la banda de sonido de una miniserie norteamericana sobre Colón, que lamentablemente no se transmitió en Argentina. Mientras seguía alabando dicha música, le dije que la había compuesto Sheldon Mirowitz, pero no estaba seguro si había sido en 1991 o ’92. Entré en Google, puse lo necesario, y encontré varios sitios. En uno decía, del nombre del compositor, que era Shildon; en otro, que había sido en el ’91, otro en el ’92, y más, igualmente fiables y felices.

Añadí:

-         - Dada la trivialidad del tema, estas divergencias no importan. Además, puedo consultar el folleto del CiDi que tengo en casa. ¿Pero si se tratara de un tema importante y no tuviera otro lugar donde consultar cuál dato es cierto y cuál falso?

Criterio de autoridad. Recibí un archivo PowerPoint sobre esto. Como no puedo confirmar la veracidad de las personas que intervinieron, solamente cuento el contenido.

Una famosa escritora española había dicho, en una entrevista, que murciélago era la única palabra en castellano que contenía las cinco vocales.


Como contrapartida, un ciudadano cualquiera, de ésos que vagabundean de aquí para allá, sin ton ni son ni sombra que los acompañe,  envió una carta de los lectores al diario “ABC”, de Madrid.


Redactada hábilmente, incluía palabras tales como: euforia, escuálido, arquitecto, comunicante, abuelito, auténtico, reticulado, consiguiera, y muchas más.


¡ ¡ ¿ Entonces ? ! !




¡Antón, Antón, Antón pirulero! ¡Cada cual, cada cual atiende a su juego! ¡Y el que no...

jueves, 1 de septiembre de 2011

Boomerang

La poca conocida arma de madera, diseño original de los aborígenes australianos, que muestro en las ilustraciones, se llama boomerang. Consiste en un trozo de madera, con forma de ángulo o alas de pájaro, con pequeños bordes afilados, como si fuera un aspa.

Su principal característica es dar en el blanco, un animal o un guerrero enemigo, para aturdirlo. Si no golpea su objetivo, y de acuerdo a la habilidad del lanzador, describe un arco de ida y vuelta mientras gira sobre sí mismo, regresando prontamente al lugar de donde salió.

Cuando éramos niños, a mi hermano mayor le dieron, como regalo de cumpleaños, un boomerang chico, de madera barnizada, muy lindo y bien hecho que, como sólo sabíamos lanzarlo para hacerlo volar, siempre regresaba a donde estábamos; y más nos valía estar atentos, no fuera a ser que nos golpeara a su regreso.

Además de ser una fuente de entretenimiento, nos permitió saber en qué consistía. De ahí esta forma mía de hablar de él con un tufillo familiar y canyengue, pero no sobrador porque, normalmente, no me sobra nada.


Por analogía, voy a escribir sobre este aviso tipo boomerang de un desodorante para mujer, que vi hace un año atrás aproximadamente. El video que transferí desde YouTube,  no es tal cual el spot que disfruté en repetidísimas oportunidades; por el contrario, su contenido textual no varía en nada.

La mujer que habla fuera de escena, dice como si fuera lo más "natural" del mundo, tres frases para el Libro de los Récords Guinness:

- Está en la Naturaleza transpirar.
- Y en Rexona Naturals, dejar de hacerlo.
- Nuevo Rexona Naturals, protección que te hace sentir más natural.


¡¡ SUBLIME, INIGUALABLE, SUPERLATIVO, INDEMNE !!

Un desafío a nivel mundial: ¿quién podría, de manera tan sintética, empezar un razonamiento, girar sobre el mismo, y regresar con uno completamente opuesto sin que medie magia alguna?

¡¡ NADIE, ABSOLUTAMENTE NADIE !!, excepto los genios creadores de esta particularísima propaganda.

Razonamiento vulgar:

a) Es natural transpirar.
b) El desodorante impide transpirar.
c) No es natural usar desodorante.

A pesar de Mariano Moreno, yo habría dicho esto tanto ebrio como dormido. Es, por decirlo de manera sencilla, peripatética, tranquila, relajada, austral y morigerada, la correcta construcción del arropado silogismo que acabo de enunciar.

Lo inexplicablemente genial es la clase y el estilo con que se retuerce la realidad a partir de una tontera como ésta, la de querer con obstinación remallada que la población no razone según el Órganon del decaído Aristóteles. ¿Les conté que andaba medio tristón?
Lo bueno de esto es que nos sumerge en un terreno más resbaladizo que la yel.

Aclaración póstuma: escribí "yel" con el mismo argumento con el que todos escribimos "yerba".

Yerba  =  hierba
Yel  = hiel

Abajo, con un dejo de ilusión óptica que marea si se lo mira fijamente, está un esclarecedor dibujo de un boomerang mental como el de esta propaganda. Muchas gracias. Hasta luego.