Casa Rosada - Patio de las Palmeras |
Lo mejor para la consecución de este elevado fin, es la monarquía. Recuperado de la picadura de la avispa, me lo imagino Rey: hierático, joven, delgado, buen mozo, deportista, altivo, prodigando su benevolencia, como así también su malevolencia, por doquier y por no doquier.
Jorge L. Borges |
Durante los años '90, se me había dado por la lectura. Tozudamente me empeciné en leer las casi setenta novelas que Borges no escribió. Fue un esfuerzo descomunal. Imaginar, para después leer, una novela completa, y deglutirla como un café al paso, puede resultar una tarea tan agotadora de la cual uno se recupera sólo con Chofitol untable.
Por lo mismo, en mi nublada mente cansada, no se me producían razonamientos acordes a la creciente información de que era necesario interpretar la parte de la Constitución Nacional, ordenada, decretada y establecida en 1994, en lo relativo a la re-reelección presidencial.
Casa Rosada Frente a la Plaza de Mayo |
Empecé a dudar, no sólo de mis conocimientos, sino también de mi sano juicio. ¿Podría estar dándose el vaticinio de mi Tío, que preconizaba: "Coma mierda, tantas moscas... ¡no puede estar equivocadas!"?
Mi consternación y espanto me impulsaron a pedirle a una de mis sobrinas un ejemplar impreso de la nueva Constitución.
Leí el Art. 90.- El presidente y vicepresidente duran en sus funciones el término de cuatro años y podrán ser reelegidos o sucederse recíprocamente por un solo período consecutivo. Si han sido reelectos o se han sucedido recíprocamente, no pueden ser elegidos para ninguno de ambos cargos, sino con el intervalo de un período.
Resulta obvio que leer el párrafo precedente no insume un tiempo prolongado en décadas. De aquí, pasé a las Disposiciones transitorias.
Releí la Novena: El mandato del Presidente en ejercicio al momento de sancionarse esta reforma, deberá ser considerado como primer período (corresponde al art. 90).
Me retornó el alma al cuerpo, que se había ido con Manuelita a París para ver si se reponía de tanto barullo y confusión cual miasma de pantano empalagado.
Corolario: no hubo interpretación alguna, y todos los que habían dicho algo a favor, cerraron sus bocas y, mirando para otro lado, se fueron yendo por la tangente no presidenciable.
Conclusión: Fernando de la Rúa, presidente. ¡Se va'cabar! ¡Se va'cabar! ...
Qué parecido está todo!!!!!, aunque ahora no hay duda, estamos en una monarquía.
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