"Amor al voleo" Anónimo |
¿Les resultará comprensible si digo que está dentro de mis lineamientos personales? ¿O esta afirmación sería de un descaro gastronómico?
"Anónimo" por Anónimo |
Anónimo se me parece bastante, o yo me parezco bastante a él. Primero el burro para que no se espante. La similitud entre él y yo es que no somos del todo breves al exponer un tema. Si, para peor como en mi caso, se nos da por poner ilustraciones, un artículo puede llegar a parecer más bien todo el Antiguo Testamento en versión informática.
"Veneno" - Anónimo |
Sin más, porque lo que abunda sí daña si es veneno, por ejemplo, los dejo a solas con el artículo. Si quieren, después de leerlo salgan del blog meditando sobre lo que han leído. No sería una mala idea. ¿Y si en una de ésas se nos da por aprender a pensar?
LA MUERTE DE LA CONVERSACIÓN
"Celular" - Anónimo |
Según la nota, se trata de una corriente de personas que busca recobrar el placer de comer, beber y conversar sin que los ringtones interrumpan, ni los comensales den vueltas como gatos entre las mesas mientras hablan a los gritos.
La noticia me produjo envidia, envidia envidia, pero de la buena. Personalmente, ya no recuerdo lo que es sostener una conversación de corrido, larga y profunda, tomando un café, sin que mi interlocutor me deje con la palabra en la boca porque suena su celular (¡¡¿qué tal los que mantienen el auricular y el micrófono puestos y no se sabe si hablan con uno o con el que está al otro lado de la línea?!!).
"Reunión familiar en supenso" Anónimo |
Gracias al celular, la conversación se está convirtiendo en un esbozo telegráfico que no llega a ningún lado. El teléfono se ha convertido en un verdadero intruso. Cada vez es peor. Antes, la gente solía buscar un rincón para hablar. Ahora se ha perdido el pudor. Todo el mundo grita por su móvil desde el lugar mismo en que se encuentra.
"Impaciencia" - Anónimo |
"Ahorcado" - Anónimo |
"Pensador" - Anónimo |
Es algo que, por más que intento, no puedo entender. También puedo percibir la sensación de desamparo que se produce en muchas personas cuando las azafatas dicen, en el avión que está a punto de despegar, que es hora de apagar los celulares. También he sido testigo de la inquietud que se desata cuando suena uno de los timbres más populares y todos, en acto reflejo, nos llevamos la mano al bolsillo o la cartera, buscando el propio aparato.
"Blackberry" - Anónimo |
El Blackberry en el escritorio. Un pitido que anuncia la llegada de un mensaje, y el personaje que tengo en frente se lanza sobre el teléfono. Casi nunca pueden abstenerse de contestar de inmediato. Los veo teclear un rato, masajear la bolita y sonreír; luego mirarme y decir: "¿En qué íbamos?". Pero ya la conversación se ha ido al traste. No conozco a nadie que tenga Blacberry y no sea adicto a éste.
"¿Amigos?" - Anónimo |
ANÓNIMO
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Está bueno, está- No coincido en todo, pero creo que casi en todo.
ResponderBorrarLa adicción por la black es real, pero además todo me parece cuasi inevitable, es decir: yo no soy adicta a mi viejo móvil, pero me sirve muchísimo, y me da una cierta seguridad poder comunicarme cuando lo necesite y que me encuentren cuando me necesiten. Y reconozco sentir cierto "desamparo" cuaqndo "parece" que se me ha perdido. Gajes de la tecnología.