lunes, 2 de enero de 2012

¡Al carajo con los derechos!

Hasta hace cosa de quince días atrás, desconocía absolutamente la existencia de las zapatillas "Converse". Por supuesto, ahora tampoco me importaría tener este conocimiento almacenado impíamente en mi memoria, sino fuera porque.

Conocí esta marca por una publicidad de carteles en la calle. Lamentablemente, busqué el cartel correspondiente en Internet, y no lo encontré.

Nota marginal, controversial, advenediza, o. No me resultó necesario repasar los Derechos Humanos o los Derechos del Niño para darme cuenta de que, quizás e hilando finito, había algo irregular.

El cartel trae, a la izquierda, una foto confusa de un chico entre dos mujeres que no se sabe bien si lo están besando, o lamiendo, o algo por el estilo. A la derecha, tiene el siguiente letrero:

TENÉS DERECHO A ENSUCIARTE

No hay muchos de estos carteles, al menos por las calles de mi recorrido diario más habitual.

Cuando lo vi por primera vez, sentí una importante dosis de asco. A medida que seguía viéndolo, mi asco aumentaba a pasos agigantados. Ahora ya es un asco viscosamente intrínseco y visceral.

No les enrostro la culpa de este cartel tan resbaladizo a los salames que hicieron esta propaganda, porque sin lugar a dudas la cabeza no les daba para razonar un poco más adelante de las palabras tan amorosamente enchufadas.

Porque sola y exclusivamente pueden "tener derecho a ensuciarse" un taradito o una taradita de clase media acomodadita, de alrededor de 12 añitos (de ésos que nunca van a ceder el asiento en el colectivo), que están siempre hechos unos primorcitos, de tan bien lavaditos que se encuentran, vestiditos con ropita de marca, cara hasta la diarrea, y que no tienen ni la más pálida ideita de cómo hace un niñito para jugar un ratito sin que un mayorcito o una play-staicioncita se los indique.

Estoy cayendo en una trampa: estos monstruitos no tienen la culpa de ser tan repugnantes, como en efecto lo son. Los responsables de esto son los que conforman su entorno familiar: padres, abuelos, tíos, padrinos, imbéciles que pululan en el vecindario, los paladines del consumismo, la indiferencia de los demás, etc.

Ahora, les pido que miren atentamente la foto que pongo a continuación.


Este niño, junto con su hermanito, ejercieron el "derecho a ensuciarse" al máximo, no fuera a ser que ese derecho les fuera arrebatado.

Lo ejercieron con tanta intensidad que, sin que se dieran cuenta, se les convirtió en un DEBER, es decir, ahora deben estar sucios por el resto de sus días.

Para incrementar su privilegio, les fue otorgado el deber al hambre, no vaya a ser que no gocen de desnutrición y, en algún momento, alcancen el curioso estado de buena salud.

Por el mismo motivo y en un todo de acuerdo con lo que antecede, les fue concedido el deber a la indigencia para que, como mínimo, no fueran sometidos ni siquiera a los tratamientos médicos de los hospitales públicos.

Asimismo, han sido condecorados con el deber a la intemperie. De este modo, se aseguran de tener una casa de chapa y cartón, que se vuele como gentil barrilete ante cualquier viento que sople.

Muy afortunadamente, cayeron en el radio de acción de las autoridades, quienes enseguida se ocuparon de que no les faltara el deber a la ignorancia. Esto consiste en liberarlos de ir a cualquier clase de establecimiento educativo, evitándoles el enojoso aprendizaje de leer y escribir, sumar y restar, algo de historia, o lo que fuera.

Ante tanto empalagoso arrebato de prebendas, que induce a las señoras y a los señores a afirmar, con plena y confiada justicia, que estas personas viven así porque quieren...

me duele el pecho... llamo a emergencias... se me nubla la vista... me parece ver el rostro de mi hermana mayor... lo último que recuerdo es ver, por tercera vez, las luces de Unidad Coronaria...

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4 comentarios:

  1. Realmente aosmbrosamente horroroso!!!, y lamento tener que decirte que sarcasmos aparte: coincido.
    Es probable (solo probable) que no siempre sea tan brutal.
    Me pregunto, porque Xta. K no se operó en La Matanza, o en el Hospital de Pacheco, considerando ue la cirugía pública es buena. Y si vende el rolex de oro y se lo da a la gente de Rio Gallegos?. Digo a ellos, porque son pocos. Para BA no alcanza.... En fin, vivan las injusticias!!!???

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    1. Hola, Raquel:
      Cuando el absurdo es grande, ¡hasta el Borda desconfía!
      No dejes los sarcasmos aparte porque precisamente allí es donde la crítica tiene mayor fuerza. Es probable que un lector ocasional no perciba la brutalidad de lo que la propaganda propone.
      Hasta pronto.

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  2. hola amigo! gracias por publicar algo de esta mierda de publicidad, la verdad que me indigno muchisimo verla y pense que la INADI o alguna organizacion o alguien ya habia hecho algo por tan patetica publiciadad de una marca taan conocida pero la verdad me indigno mucho mas no haber visto ningun llamado de atencion a esta marca.. claro si estan regidos todos por el dinero... cerditos.. todo esta tan mal.. lo malo es q la vi en una revista muy conocida y bastante admirada por mi, la revista "rolling stone" como se pueden rebajar tanto?? me parecia copada en contenido pero eso me parecio bastante facho.. no podemos creer en nadie.. y lo peor es q teniendo tantos lectores la misma haya pasado tan desapercibida...
    estoy tratando de hacer algo en internet un llamado de atencion en contra de esa marca de empresa multinacional.. minimamente en mi cuenta de facebook pero no puedo encontrar el afiche para mostrarlo.
    desde ya te agradezco a vos y tu blog por mostrar esos pequeños detalles q hacen tan mal y son taaan repudiables

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    1. Hola, Fita:
      Precisamente por esta razón es que se me ocurrió hacer este blog. Hay muchas propagandas espantosas. Y también ocurren cosas espantosas.
      En mi opinión, lo que sí ha logrado esta aplastante sociedad es que la mayoría de la población carezca de capacidad de análisis. Por tanto, da lo mismo cualquier cosa.
      Espanta la vigencia de "Cambalache". ¡Pensar que es de 1934!
      Gracias por tu comentario.
      Hasta pronto.

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