lunes, 31 de octubre de 2011

Cual imán

Queridos televidentes:

Hoy quiero referirme a...

¿Imagino, acaso, algún gesto de sorpresa, un bostezo desconcertado, el gesto defensivo de alguien que se siente acorralado?

¿Otra vez no se pararon a pensar ni una décima de segundo?

¡No les creo, aunque me lo juren por la luz de bajo consumo, que piensan que están viendo y leyendo esto de cerca!

Si para mí, realizador súper fashion, cool y con mucho glamour, de este proyecto, lo que hago queda archivado en algún lugar desconocido del planeta, a una distancia incalculable en razón de que la ignoro, para ustedes también está así de lejos, en despecho de la insoportable levedad de la informática.

Sé poco de Internet pero, en lo poco que sé, me he enterado de que las cosas que aparentemente van y vienen por el éter si detenerse nunca, en realidad tienen un lugar físico, estilo disco rígido a lo bestia, ubicado en alguna localidad de este increíble planeta, donde quedan grabadas. Alguna vez me dijeron algo sobre unos nodos pero, como no lo tengo claro, dejo de cantar, dejo la guitarra, y sigo con lo mío.

Si "tele" es un prefijo griego que significa "a distancia", y "vidente" significa que puede predecir el futuro, entonces ustedes, respecto de este blog y de su contenido, son más televidentes que ninguno, incluyéndome. Avete capito?

Sigo, querido público, con mi conferencia virtual.

Otra de las numerosas cuestiones argentinas y/o globalizadas que también me ha dejado un tanto confuso, ¿medio como trompo lo describiría bien?, es la expresión estelar y primigenia de

NO POSITIVO

He visto, leído, vivido, experimentado y derretido múltiples enigmas y posturas paradojales. Pero confieso que he vivido... no, ése es el título de un libro que no nos incumbe... confieso que nada me ha sorprendido más que estas dos simples palabras tan contradictorias y tan juntas.

No es el logo de la Resolución, pero...

Para aquellas personas que desconocen el contexto en que surgieron estas sencillas palabras, en un único y compacto todo, es necesario remitirse al Conflicto del Campo por la Resolución Nº 125, que se extendió desde el 11 de Marzo hasta el 18 de Julio (cumpleaños de Jorge) del 2008.

La resolución recién enunciada incrementaba unas retenciones que había para la exportación de soja, girasol, trapo viejo, plomo, cobre, bronce, palo de escoba, botella vacía...

¡Se armó un lío, doña, que para qué le cuento!

Los chicos del campo sacaban chispas. Y empezaron los cortes de rutas, mientras se intentaba lograr un diálogo que nunca se alcanzaba.

Por los corredores de Palacio, iban y venían muy variados seres humanos que, como el Conejo de Alicia, desconocían su meta pero se trasladaban con remarcada urgencia, como la que se requiere en situaciones de esta índole, independientemente de que se conozca, o no, la entidad de dicha índole.

En aquel tiempo tan remoto, la dilatada urgencia era lo más atinente a la hora del té, con tostadas, miel, mermeladas, dulce de leche, masas, frutas secas, melón y zarzaparrilla.

Plantación de soja
Congreso de la República Argentina
Mientras tanto, la sangre no llegaba al río pero había despioles de todo tipo, color y olor. A los cortes de rutas se les agregaron marchas, protestas, paros agropecuarios, tractorazos, y.

Dentro de esa barahúnda, el Poder Ejecutivo mandó, al Congreso de la Nación, un proyecto de ley sobre las retenciones, de manera de que fueran los legisladores los que acabaran con este menjunje.

Así, la polémica salpicó al Congreso, y no les quedó otra que amenizar sus reuniones con el tratamiento de este tema, a ver si se lograba algún tipo de solución.

Ing. Julio César Cleto Cobos
Vicepresidente de la Nación
Después de muchos dimes, diretes, que lo parió, y multitudinarias exposiciones y peroratas, la noche del 16 al 17 de Julio, la Cámara de Senadores sesionó a tropiezos pre-existentes, con facciones netamente definidas que empataban y empantanaban sus votos en un cabeza a cabeza interminable hasta que, por fin, gracias al toque imprevisto del Vicepresidente, la votación se zanjó y el proyecto de ley del Ejecutivo fue rechazado.

La lógica consecuencia fue que el Poder Ejecutivo se vio forzado a dejar sin efecto la Resolución cuestionada, el 18 de Julio de ese mismo año.

Por muy curioso, raro, estrafalario, o lo que sea, el voto del Vicepresidente, negativo respecto de la sanción de la ley propuesta, fue considerado como positivo para la oposición, y de ahí surgió esta expresión poética de salmón ahumado y aloe vera.

Me hizo pensar en términos magnéticos, cuando el negativo rechaza al negativo para luego, como pitonisa fiel, atraer al positivo a su recámara nupcial.


Si no fuera por la gravedad que realmente tuvo este conflicto, tendría más ganas aún de seguir haciendo bromas sobre esta expresión inimaginable e impensable en el plano racional: "no-positivo".

La compulsión por seguir atenaza mis entrañas y, a trompicones, me hace mover los dedos sobre el teclado. De un "no-sí", se podría decir que es un "no" heterosexual, porque se junta con un "sí". La homosexualidad, aquí, estaría por el matrimonio igualitario de un "no" con otro "no", pero como es una suma, y no una multiplicación, se queda en un rincón negativo del Congreso.

Empero, y no es por criticar, si el "No-positivo" es una unidad, no cabe otra cosa que calificar a este voto de hermafrodita, no sé, digo...

Hermafrodita, personaje mitológico griego bisexuado,  hijo/a de Hermes y Afrodita.

lunes, 24 de octubre de 2011

Sushi

Plato de sushi
Hasta hace medio minuto atrás, yo sabía tanto de sushi como de esperanto. La equivalencia existe, no lo crean. Sushi = una comida, esperanto = un idioma; estuve por poner "idioma inventado" cuando me caí de un porrazo en la cuenta de que todos los idiomas son inventados, con lo cual habría sido una aclaración más innecesaria que una vela de cera en el Monumento a la Bandera.

Sabiamente, me dirigí hacia Google con paso calmo. Escribí "sushi" con cautela. Encontré algo en Wikipedia, y lo copio a continuación para que nadie se vea sometido al mismo bochorno. Ojo que ahí va:

El sushi (鮨, 鮓, 寿司 ó 壽司) es un plato de origen japonés con base en arroz cocido adobado con vinagre de arroz, azúcar, sal y otros ingredientes, incluyendo pescados o mariscos. Este plato es uno de los más reconocidos de la gastronomía japonesa y uno de los más populares internacionalmente y recomendado por nutricionistas.

¿Qué les parece? En mi opinión, que siempre es re-re-humilde, es una explicación muy tierna, casi hasta podría calificarla de amorosa.

Acabo de pensar algo: ¿sabrán mis adorables seguidores porqué estoy haciendo este gentil ingreso en el artículo de hoy? ¡Me pá' que no, gordi, ¿cómo te explico?!

De feliz en feliz ocurrencia, se me ocurre que, a lo mejor, quizás, quién sabe, lo bueno sea subir ahora el video de la publicidad que hoy nos toca comentar. ¿Vieron el plural?; se debe a que ustedes también tienen que comentar, ¡maldita sea!, y no dejarme solo cual paraguas de medianoche.



Cuando vi esta pauta publicitaria por primera vez, luego de reírme durante varias décadas, me dieron unas ganas brutales de comer sushi. Empero, con un autocontrol ejemplar, me contuve hasta ahora, quizás en parte por no tener noción alguna en qué consistía. Ahora, que ya lo sé, marco la Opción 230 y...

Opino que esta propaganda es muy, muy buena; critica, con mucha gracia, la porquería de los contestadores automáticos, contraponiéndolos a la atención naturalmente humana de la empresa de seguros promocionada, algo que nunca debería haberse perdido. Destaco la "paz" con la que está hecha, sin agresiones ni altisonancias de ninguna naturaleza.

Soy un ferviente tirador de cosas. Ejerzo este deporte de forma amateur mas, con el devenir de los años, he alcanzado un nivel fantástico de eficacia y sustentabilidad.

De vez en cuando, mi sensatez a control remoto me detiene y guardo cosas que me parecen importantes. De esta manera fortuita y artera, tengo grabado desde Junio del 2004, trasladándolo de computadora en computadora a medida que transcurría el tiempo, un artículo que habla de este tema con mucha claridad y lucidez. Así, transcribo dicho artículo haciendo un mutis por el foro digno de una de las mejores operatas.


ATENDIDOS POR ROBOTS SIN ALMA

Por Marcelo Gioffré


Inteligencia Artificial
Varias alarmas cunden en nuestra sociedad: el alcoholismo, al que en vano intentó la comuna poner freno con la llamada ley seca; el inquietante aumento de la droga y de la tasa de suicidios, los abortos y los signos de descomposición de los valores familiares y humanos. La inabarcable delincuencia corroe nuestras calles y nuestras vidas. Crecen, a la par, la falta de reflexión y las prácticas antes marginales, como el tatuaje o el body piercing, no ya como operaciones simbólicas, sino como meros divertimentos.
¿Qué extraña enfermedad nutre estas desviaciones y desgracias? Las habilidades arcanas de un dependiente, amasadas en años de aprendizaje y experiencia, antes tan valoradas, ahora son concebidas como una amenaza. Nada hay tan temido en las grandes compañías como esos empleados indispensables, cuya súbita desaparición o pasajera rebeldía dejarían a toda la empresa sobre un tembladeral.
Para conjurar estos desquicios, se ha buscado que los empleados que realizan tareas intelectuales sean tan fungibles como los obreros manuales que manipulan series industriales, desplazando el eje estratégico hacia la computadora, de manera de depositar toda la confianza en entes dóciles, ajenos a los caprichos o azares típicos del ser humano.

Alegres robots
Así las cosas, cuando uno necesita comprar un teléfono o recuperar la conexión a Internet, debe llamar a una central abstracta en la que siempre responden personas distintas. Uno llega incluso a barajar la hipótesis de que están en algún país extraño y remoto, donde la fuerza laboral es más económica. Quienes atienden son personas formalmente bien predispuestas, que exhiben una amabilidad estandarizada (se identifican y muchas veces llaman al cliente por su nombre) y una educación aparente, pero que, a poco de entablar la conversación, resultan ser individuos cosificados, programados hasta en sus excesos y extrañamente fríos. Son impermeables a las relaciones genuinas de causa - efecto de la realidad. Su horizonte es virtual: están limitados a las respuestas que emanan de la pantalla. No importará que uno le explique que lo que dicen no se compagina con elementales datos empíricos. Bastará con que la pantalla le apruebe el procedimiento autocontradictorio para que, seguros y arrogantes, den por válida la operación y consideren inadmisible y herética la más mínima impugnación.

Chip Empresario
Nunca le otorgarán un documento donde conste lo que usted pidió o reclamó. El pedido sólo quedará estampado en los chips unilaterales de la red que maneja la empresa (no hay doble ejemplar), de manera tal que si el operador se equivocó o confundió y pidió un servicio que usted no quería, o canceló un servicio que para usted era decisivo, ningún reclamo habrá contra la empresa, ya que el usuario nunca contará con las pruebas adecuadas para litigar por los perjuicios sufridos.
Mucho más disparatada sería la idea de querer concurrir personalmente a la empresa. No le dirán en qué lugar físico están y le recordarán que el trámite sólo se hace por vía telefónica, lo que incrementará en el usuario la sospecha de que el interlocutor está agazapado en algún lejano paraje, donde los salarios están desgravados.
Pero una de las situaciones más penosas ocurre cuando usted, después de marcar el 0-800 respectivo, después de avenirse a las exigencias que le impone la máquina y oprimir sucesivamente números de cliente, documento y código secreto, después de ser atendido con aparente cortesía por uno de estos soldados impertérritos, incapaces de proferir una interjección, después de formular el desarrollo de su problema, es puesto en suspenso mediante la transferencia a una musiquita inquietante, cuya súbita interrupción podría presagiar el corte brusco de la comunicación. El ya irritado cliente volverá a llamar, reiterará contraseñas y códigos estrafalarios pero, invariablemente, será atendido por una persona distinta, que por más que consulte con la computadora no estará sino parcialmente al tanto de su tragedia (se habrán perdido matices, inflexiones de voz y, quizás, datos que el anterior omitió consignar), le requerirá nuevas explicaciones y enfocará el problema con otra visión. Será inútil pedir por el operador anterior, que estaba empapado de las complejidades que presentaba el tema. Deberá resignarse a que toda la conversación con el otro operador se perdió para siempre, entre nubes de polvo y escarnio.
Tampoco estará abierta la posibilidad de la queja: los jefes no atienden y, muy probablemente, no existen. Y no será raro que la comunicación se vuelva a cortar y usted sea atendido por un tercer empleado, ante el cual deberá recomenzar con su explicación, de cero, como en la condena de Sísifo.

Sistema y humillación


¡Por un futuro feliz!
Llegará un punto en que se sentirá como un actor que representa todas las noches la misma obra y sentirá cierta vergüenza al escucharse repetir, con leves variantes, la argumentación cristalizada. Eso sí, todas sus incursiones, tanto como las huidizas participaciones de los empleados, siempre dispuestos a proporcionar su nombre de pila, pero renuentes a identificarse por el apellido, quedarán registradas en los soportes informáticos de la empresa, de manera tal que tanto los operadores como el propio teléfono, al introducir sus datos, empezarán por recordarle que usted ya ha llamado varias veces por el mismo tema, como si fuera una severa advertencia al cliente cargoso.

Descartado
El sistema es humillante para quien atiende, porque lo que anida detrás del método aparentemente inofensivo es que, lejos de ser valorado como un individuo único e irrepetible, es considerado un mero engranaje dentro de una maquinaria, una pieza descartable. Pero, a la vez, es fatigoso para el cliente que intenta entablar un diálogo a escala humana, una relación cuyo presupuesto tácito es un mínimo compromiso emocional por parte del interlocutor, y tropieza, en cambio, con una espesa red de intransigencias automatizadas.
Del mismo modo que no se puede confundir el sexo con el amor, tampoco es tolerable que se confunda la vida con una acumulación acrítica de sucesos sin ningún peso simbólico. Aun en la búsqueda de solucionar un problema técnico, debe prevalecer la individualidad, el contacto personalizado. No me da lo mismo hablar con cualquiera, no quiero repetir mil veces la misma historia a sucesivos chicos sin alma, vampirizados por una reglamentación fascista, jóvenes asustados que se avergüenzan hasta de reírse de un chiste. Quiero tener una relación mínimamente estable y digna con el otro ser humano. No quiero que el capitalismo se parezca al comunismo. Joseph Shumpeter sostenía que el capitalismo tiende a producir, cada tanto, una clase de dirigentes que son hostiles a las fuerzas que han hecho posible sus vidas. Y Daniel Bell postulaba que la abundancia hace aparecer como innecesaria la ética en el trabajo y prepara el terreno para una constante revolución contra el statu quo, una suerte de trotskismo capitalista. Pero esta falta de reconocimiento de la dignidad humana ‑si en algo somos iguales es en la capacidad de elección moral-, que subyace en las prácticas aludidas, a la larga se paga en términos de divorcios, droga, insatisfacción sexual, neurosis o delincuencia.
¿No será ésta una de las causas que contribuye a nuestras desgracias? Como impecablemente ha concluido Francis Fukuyama en The great disruption, la gente se ajusta a todos los cambios, pero la tasa del cambio tecnológico suele desfasarse con la tasa del ajuste social y ése es el momento en que las sociedades pagan costos altísimos.


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MAQUINARIA SOCIAL CONTEMPORÁNEA

lunes, 17 de octubre de 2011

Aire de Francia

¡¡ No tenía ni la más remota idea en qué consistía la propaganda !! Lo único que sabía era que se trataba de Air France y que me parecía... ¡¡ bellísima !! A tal punto que, a pesar de ignorar totalmente cuál era su significación, decidí que, en cuanto pudiera, iba a ponerla en este espacio virtual.

Macana de Rolando (*)
Les cuento, estimados y entusiastas seguidores de este portentoso blog, que además de parecerme "casi celestial", nunca me olvido de mi entrañable amigo Rolando que me persigue, con machacona insistencia, con el asunto de la "crítica despiadada" (así la llama, ¡si será salvadoreño, caramba!) que hago de otras cuestiones. Es tan así que ya me mostró, también en YouTube, otra propaganda y me obligó a bajarla para ponerla en el blog y ponderarla. Lo haré, pero a su debido tiempo, y no cuando a él se le antoje. ¿O qué cree, que no tengo dignidá, no tengo?

Ahora no puedo estarme todo el día pensando en qué va a decirme. Simplemente cargo el video de la publicidad de la que les estoy hablando (o escribiendo, ¿será igual?).


En este tamaño, casi ni se alcanza a ver el pequeño cartel en francés que aparece al final, que dice: "Air France hace del cielo el mejor lugar del mundo". Con esta propaganda, todo me resulta fino y de muy buena calidad. Nota: si hacen click en las cuatro flechitas que hay abajo a la derecha, verán el aviso en pantalla completa, mas no lo recomiendo porque la imagen pierde definición. La mejor decisión es, claramente, la que se toma de forma aleatoria y letal.

Cada vez que miro estas agradabilísimas y superlativas imágenes, me colman de placer, y lo digo en serio. ¡Pensar que hay quienes aclaran que lo que a veces dicen es un chiste! Yo, en cambio, casi siempre tengo que afirmar que es en serio... ¿podré ser tan tarado?

Lo que sigue es la traducción de lo que el sello discográfico InFiné publicó, en YouTube, debajo del video que acaban de disfrutar. Este sello tiene tres centros importantes: París, Lyon y Berlín.

InFiné se enorgullece de haber creado la banda de sonido de la nueva campaña mundial televisiva de Air France, llamada "L'envol" (El despegue).
La coreografía fue realizada por Angelin Preljocaj, siendo interpretada por los bailarines Benjamin Millepied y Virginia Caussin.
El comercial se filmó en el desierto de Marruecos, sobre un suelo espejado de 400 m2, en una sola toma y sin efectos especiales.
La metáfora poética del vuelo se enaltece con el Adagio del Concierto para Piano Nº 23 (K488) de Mozart.
La agencia BETC confió la producción musical a InFiné Discos. Tuvimos el honor de combinar un conjunto de ensueño: la pianista Vanessa Wagner, el director François-Xavier Roth, la orquesta "Les Siècles" y el ingeniero de sonido Joachim Olaya.

Mozart: Concierto para piano Nº 23 en La Mayor, K488: II. Adagio
Ejecutado por Les Siècles
Dirigida por François-Xavier Roth
Piano solista: Vanessa Wagner
Grabado y mezclado por Joachim Olaya en el Studio Davout
Producción: InFiné
(P) & (C) 2011 InFiné 

Habiendo leído todo lo que antecede, entendí la significación de lo que veía, especialmente cuando Millepied levanta los brazos y se forma mejor la imagen del "avión", que vuela con una elegancia digna de una aerolínea del mejor nivel.

Para terminar, no tengo otra alternativa que adornar este artículo con flores.



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(*) Nota al pie de la escalera: Hace un tiempo que estoy tratando de habituarme a la idea de que no todos los seguidores de este blog, ni tampoco la gente en general, van a tomarse el trabajo de averiguar, en donde sea, cuál es el significado de una palabra.

Cuando empecé con este trabajo en concreto, en la tercera entrada, publicada el 10 de Agosto, puse especial énfasis en que consultaran el diccionario impreso, on-line o como fuera. Al desconfiar de esto, y dando por sentado que la inmensa mayoría sólo conoce una sola acepción de la palabra "macana", copio a continuación lo que el Diccionario Online de la Realísima Súper Academia de la Lengua Más que Castellana, ofrece al entretenido consultor, a la dulce espera de que les sea de alguna utilidad. Se trata de la segunda voz, acepciones 2 y 3, de la palabra antes mencionada.

macana2.

(Voz caribe).

1. f. Artículo de comercio que, por su deterioro o falta de novedad, queda sin fácil salida.

2. f. Arma ofensiva, a manera de machete o de porra, hecha con madera dura y a veces con filo de pedernal, que usaban los indios americanos.

3. f. Am. Garrote grueso de madera dura y pesada.


El que no se escondió...

jueves, 13 de octubre de 2011

COMUNICADO DEL AUTOR

Estimados amigas y amigos:

Quizás algunos hayan advertido que, después del merequetengue que armé al principio, fui ordenándome y comencé a publicar mis artículos los lunes y los jueves.

Aún me sigue pareciendo que mis increíbles notas continúan siendo un tanto largas. Por lo tanto, teniendo en cuenta que no consigo ser breve, he decidido limitarme a hacer una sola entrada por semana, cosa que felizmente ocurrirá los lunes a la mañana. En realidad, sucederá los domingos a la noche, después de las 12 pues, por alguna razón que desconozco, no me duermo temprano, ¡y eso que lo intento denodadamente!

Tanto a los seguidores fieles como a los que vayan arrimándose al blog por la razón que sea (es decir, los infieles), va a resultarles más llevadero deglutir todo lo que he escrito y lo que tengo pensado seguir escribiendo.

En este ritmo de vida cotidiano alucinógeno de velocidad y espanto, nadie tiene tiempo para nada. Y aquí se encuentra claramente la principal causa de la crisis económico-financiera que azota al planeta. Si el tiempo es oro, y nadie tiene tiempo, entonces nadie tiene oro. Quizás no sea un silogismo del todo bien planteado, pero no deja de ser un planteo.

Tomé esta decisión, en parte, por un comentario que me hizo una amiga mía de años, cuya opinión valoro mucho.

Ya que estoy, pongo un video que me llegó ayer. No es una publicidad. Ocurre en el Hotel Frontier, de Las Vegas. No consigo terminar de saber qué sensación me produce.

Les pido que opinen; si no pueden hacerlo en la parte de comentarios, háganlo por mail, y yo los insertaré. Me interesa mucho lo que tengan para decir.


En esta vuelta, hasta aquí llegué. Sin adornos ni otros chirimbolos. Este artículo se autodestruirá, como en Misión Imposible, apenas lo borre.

¡¡ HASTA PRONTO !!

lunes, 10 de octubre de 2011

Habas

¡Ah, nunca me cansaré de referirme a mi abuela! De tan criolla que era, se volvió de lo más refranera. Para cada situación, sacaba a relucir un refrán que aclaraba el asunto. Jugando a la ruleta rusa con mis hermanos y mis primos, salí galardonado con el título de "nieto preferido". Así, mi abuela insistía conmigo más que con los otros nietos, en repetirme refranes a mansalva.

No recuerdo cuántas veces me dijo: "En todos lados se cuecen habas". No lo recuerdo, pero me entró a sangre y fuego. Llevo este refrán tatuado en mi corazón. ¿Vendrán de ahí mis problemas cardíacos?

La cuestión es que, hace unos bastantes cuantos años, me di cuenta de que, en mi casa, ese refrán había perdido sentido por completo. Pero como lo tenía tan incrustado bajo mi piel de celofán, me encontré muchas veces en la necesidad de sacarlo a relucir. Decía: "En todos lados se cuecen habas, excepto en mi casa, pues ahí no se cuece nada".

Esto era (ojo con el pasado) más verdad que un trébol de cuatro hojas. ¡Dejó de serlo! Lo digo con sentimiento pues a mí me gustaba que fuese a la antigua usanza. Las horribles contingencias de mi vida abulonada, alcantarillada, atormentada, antojada, atemperada, anquilosada, arrugada, argumentada, acongojada y almidonada, me forzaron al espantoso oficio extremadamente limitado de cocinar alguna cosa. Como no hay mal que, por bien, no venga, como por arte de magia o imbecilidad congénita, emergió "la cocina científica"; no la puedo explicar porque es un asunto esotérico y exotérico, los dos a una, como en la Fuenteovejuna que tengo cual centro de mesa.

Y así, andando los caminos de la informática cibernética a partir de la cocina científica, me tropecé con una propaganda extranjera, más precisamente estadounidense de norteamérica, que la cuelo a continuación, con colador de plástico material.


¿Qué les pareció? ¿Fantástica? Bien a lo William Peter Blatty y Linda Blair, ¿no?

"Dirty Devil" (Diablo Sucio -o Polvoriento-) es una marca de aspiradoras. Son tan potentes que más nos vale tener un exorcista siempre a mano, no vaya a ser que alguien que viaje, traiga una y nos juegue una mala pasada.

Como decía mi abuela, en todos lados se cuecen propagandas estrafalarias. ¡Cada vez encuentro más sublime el mundo de la publicidad!

No es descabellado afirmar que este comercial tiene cierta gracia, con su comienzo de película de horror para terminar con una simpática anciana aspirando la alfombra de su hogar, dulce hogar.

Tímidamente arrimo la impresión de que también se podría llegar a afirmar que toma cosas serias a la chacota. La propaganda, resulta claro, no tiene la culpa; en todo caso, los responsables son las que la hicieron. Y esto representa un gran alivio para el observador, no sé porqué ni en qué, pero alivio al fin.

Me pregunto, como en múltiples ocasiones, y no puedo responderme: ¿qué tendrá que ver la posesión diabólica con una aspiradora? A ojos vistas, sólo la marca, con eso de "diablo"...

Les dejo dos imágenes como para disfrutar una tarde de lluvia, a la vera de la chimenea.

jueves, 6 de octubre de 2011

Punto y coma

... los zapatos de mi abuela son de goma
y los míos son de acero
para darle más trabajo al zapatero...


¡No, no era esto! Esta parodia de La Marcha de San Lorenzo es absurda y, por lo mismo, es graciosa.


Empero, ¿qué puede tener de absurdo un punto, un solo punto, pobrecito, tan aislado que se lo ve? ¿Y la coma, que es como un punto con cola, como si fuera un renacuajo?

Por otro lado, no son verbos como para empezar a cantar. "Déjenla sola, solita sola, que la quiero ver puntuar, comer y leer, reír y aprender..." No, esto tampoco.

¿Entonces? Salgo en mi propio rescate y digo: "¡El Tesoro de la Juventud!". ¡¿Lo qué?!


¿Con la ilustración no queda claro? El Tesoro de la Juventud, como su nombre lo indica, era una colección de veinte tomos, para niños y jóvenes.

Cuando mis hermanos y yo éramos chicos, mi padre tuvo la feliz idea de comprarnos esta memorable enciclopedia. Como están comprobando, que fuera "memorable" no es invento mío, pues las imágenes correspondientes acabo de bajarlas de Internet.

Cada tomo estaba dividido en diversas secciones, en las que se trataban temas de lo más variados. Estas secciones se repetían a lo largo de los diecinueve primeros tomos. No estoy muy seguro de cómo era el Tomo XX; recuerdo que tenía un índice general de todos los tomos.

Por las ilustraciones fotográficas y dibujos, cabe pensar que este Tesoro fue editado a principios del Siglo XX. Como tantas otras publicaciones de la época, no estaba consignada la fecha de publicación.

¡Tendrían que haber visto las fotos de Rosario! Es muy probable que esto lo "adaptasen" al país destinatario, pero es lo de menos. Lo fantástico era ver, por ejemplo, la Plaza San Martín, con un arbolitos que daban pena por todo lo que les faltaba crecer. El Palacio de Tribunales, actual sede incendiada de la Facultad de Derecho, se veía en todo su esplendor pues, además, no había árboles que bloquearan en parte la visión. Esto es lo que recuerdo con claridad; también había fotos de tranvías y más cosas, pero son imágenes muy desdibujadas en mi memoria.

Entre las cosas que sí recuerdo haber leído, se encontraba el artículo "Curiosos chascos y percances a los que puede dar lugar la puntuación".

Sin exagerar, leí este artículo ciento dos millones trescientas noventa y un mil seiscientas diecisiete veces. Se ve que, a tan temprana edad, ya me interesaban los temas atinentes al lenguaje

Hace muchos años ya, mi padre le regalo esta colección a su nieto mayor. Poco tiempo después, tuve la brillante idea de ir a su oficina, buscar en el Tomo XX dónde estaban los Curiosos chascos, y sacarles fotocopia, de manera de seguir teniendo éste, mi principal "tesoro" dentro de El Tesoro.

Transcurrió más tiempo, y tuve otra brillante idea (en esos tiempos no había lámparas bajo consumo que se me pudieran prender): copiar esos textos en la computadora. Y aquí los tengo al alcance de la mano, listos para ser usados.

Tras esta pantagruélica introducción, avanzo sobre otra de las cosas que sí me parecen absurdas: la supresión paulatina de los signos de puntuación.

Por haber comenzado antes, esta supresión no puede ser consecuencia de los imbatibles mensajes de texto de los teléfonos celulares. Para mí, responde más bien al desconocimiento liso y llano de cómo se utilizan estos signos. Podría ser también producto de una vagancia generalizada por todo el planeta, o de algún desgano existencial posmoderno y taxidermista. ¿De qué o para qué sirve la rosa? ¡Má' sí, dejála que se pudra en el florero!

Si desconozco, por no tener ni la más remota idea, para qué sirven los puntos suspensivos, más vale los dejo en suspenso y no los uso. Como me decía mi abuela, la refranera que tanto amor me profesaba, a mí, su nieto preferido: "M'hijito, ante la duda, abstente". Me pregunto: ¿y si mi madre tenía los puntos suspensivos guardados para preparar la cena esta noche? No puedo ni debo sacárselos de circulación.

No voy a dedicarme yo ahora, justamente ahora, a poner signos de apertura de interrogación o admiración. Carece de sentido perder el tiempo en estas nimiedades. Para peor, si averiguás un poco por ahí, te enterarás de que sólo se usan en castellano. Esto nos pasa por descender de españoles y su cultura judeocristiana.

Al vociferar en estos temas, no me refiero a autores, claro está, de la talla de James Joyce, con su "Ulises", ni a la prolífica obra de Saramago. En estos casos, no usar estos signos respondió a un criterio determinado, y no al mero desconocimiento.

Pero, ¿cuánto escritor anda suelto por ahí que, de casualidad, cada muerte de obispo pone un punto o, incluso, se arriesga a poner también una coma?

Los docentes, en cambio, pobres criaturitas del Señor, no tienen ninguna idea pero es porque no se las dieron. El stock ideológico se acabó con la Revolución Industrial.

La ilustración no es del magnífico Tesoro. El texto, obviamente, sí.


SIGNOS DE PUNTUACIÓN

Los signos de puntuación dan la expresión al escrito; es el tono, por así decir, con que se debe leer una composición, y el menor cambio de acentuación producirá gran trastorno en las ideas.
Una coma (o cualquier otro signo), en ciertas ocasiones, varía tanto el sentido que puede hacerlo contradictorio.
Para ilustrar esto, se cuenta una anécdota imaginaria, ubicando la acción a fines del Siglo XIX.
Tres hermanas, Soledad, Julia e Irene, bastante lindas y jóvenes, eran visitadas con mucha frecuencia por un caballero muy culto, elegante y buen mozo. Era tan sabio este señor, y tan simpático, que conquistó el corazón de las tres hermanas sin haberse declarado a ninguna de ellas, y llegó a tal grado el entusiasmo de las pobres hermosas, que todo era entre las mismas disputas y cuestiones.
Para salir de esta situación, exigieron del joven que se declarase y, acosado y comprometido, éste ofreció consignar en una décima el estado de su corazón con respecto a ellas, pero con la condición precisa de que no había de estar puntuada, y autorizando a cada una de las tres hermanas para que la puntuase a su manera.
La décima es la siguiente:
Tres bellas que bellas son
Me han exigido las tres
Que diga de ellas cuál es
La que ama mi corazón
Si obedecer es razón
Digo que amo a Soledad
No a Julia cuya bondad
Persona humana no tiene
No aspira mi amor a Irene
Que no es poca su beldad.

Soledad, que abrió la carta, la leyó para sí y dijo a sus hermanas:
- “Hijas mías, la preferida soy yo o, si no, oíd.”, y leyó la décima con la siguiente puntuación:
“Tres bellas, que bellas son,
Me han exigido las tres,
Que diga de ellas cuál es
La que ama mi corazón.
Si obedecer es razón,
Digo que amo a Soledad;
No a Julia, cuya bondad
Persona humana no tiene;
No aspira mi amor a Irene,
Que no es poca su beldad.”

- “Siento mucho desvanecer esa ilusión, hermana mía, -dijo la hermosa Julia- pero soy yo la preferida. Y en prueba de ello, escucha:
Tres bellas, que bellas son,
Me han exigido las tres,
Que diga de ellas cuál es
La que ama mi corazón.
Si obedecer es razón,
Digo que, ¿amo a Soledad?
No. A Julia, cuya bondad
Persona humana no tiene.
No aspira mi amor a Irene,
Que no es poca su beldad.”

- “Las dos estáis engañadas -dijo Irene- y el amor propio os ofusca, porque es indudable que la que él ama, de las tres, soy yo. Veamos:
Tres bellas, que bellas son,
Me han exigido las tres,
Que diga de ellas cuál es
La que ama mi corazón.
Si obedecer es razón,
Digo que, ¿amo a Soledad? ...
No. ¿A Julia, cuya bondad
Persona humana no tiene? ...
No. Aspira mi amor a Irene,
Que no es poca su beldad.”

Quedaron en la misma duda, en la misma confusión, y determinaron salir de la incertidumbre exigiendo al joven la puntuación de la décima. Les envió una copia puntuada así:
Tres bellas, que bellas son,
Me han exigido las tres,
Que diga de ellas cuál es
La que ama mi corazón.
Si obedecer es razón,
Digo que, ¿amo a Soledad? ...
No. ¿A Julia, cuya bondad
Persona humana no tiene? ...
No. ¿Aspira mi amor a Irene?
¡Qué!... ¡no! ... es poca su beldad.

Este ejemplo demuestra la necesidad de la puntuación, lo que pueden hacer los signos ortográficos, que son de gran valor, y que su colocación cambia con facilidad el pensamiento, llegando incluso el texto a decir lo contrario de lo que se quiere.

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A este caso palmario, en el cual el mismísimo texto tiene cuatro interpretaciones diferentes según se lo puntúe, agrego: ¿qué puedo agregar, acaso no es estridentemente claro el ejemplo? No agrego nada. Pongo una foto más del Tesoro, unas flores de adorno,  y me borro.

Así era la edición que teníamos en casa.






                                                                                                        

lunes, 3 de octubre de 2011

Estilo felpudo

Los que pueden oírme porque están cerca, con bastante frecuencia me escuchan exclamar: ¡es increíble! ¡pero podrá ser! ¡no se puede creer!, y similares.

Si el hombre es un animal de costumbres, caben tres posibilidades: no soy hombre, no soy animal, o no tengo costumbres. Es que no me acostumbro... ¡a nada!

Por esto, no me entra en la cabeza que se digan tantos, pero tantos absurdos disparatados como si nada. ¿Cómo es que los habitantes no nos rebelamos ante tanta estupidez? No sé, ¿viste?

Me enferman, me brotan, me dan urticaria o sarpullido, me provocan fiebre y/o náuseas, las propagandas, que no son pocas, en las que a gente capacitada en su tema, la hacen quedar como la mona.


Que haya quienes se presten a estas jugarretas está, en relación a mi capacidad de comprensión, a miles de años luz.



Hace poco volví a ver esta propaganda de un exquisito vino juvenil. Si prestaron atención, habrán visto como dos muchachos, con muchas ganas de hacer una linda fiesta al aire libre, van al encuentro de dos mujeres y un hombre meteorólogos; por poco los obligan a que hagan un pronósticos del clima fantástico, afirmando que el tiempo va a estar más que brutal, sin probabilidad de lluvia ni ahí. Se parece mucho a un fenómeno realizado por arte de magia, pero de magia medieval, esto es, de Merlín, y no de Harry Potter.
Salvedad: no tengo nada en contra de J. K. Rowling o Daniel Radcliffe. Tan sólo que son muy, demasiado modernos.

Como puede verse claramente en el spot, en medio del rugir de la fiesta, se destaca la más conocida de estas buenas mujeres meciéndose, más tranquila que los jovencitos del bailongo, los cuales saltan al ritmo frenético de las tamboras que están batiendo con gran entusiasmo un sexteto de chimpancés punk que, por un detalle técnico (originado por su inexistencia), no alcanza a verse.

Uno de los chicos organizadores, inconsciente como el mejor, se acerca a la pronosticadora  y le dice que no se equivocaron ni por un mínimo pelo.

Un segundo después, empieza a refucilar y a tronar anunciado una tormenta de magnitud 87 en la escala de Richter que, a pesar de ser para terremotos, aquí se aplica como anillo al palenque.

Ergo, los tres profesionales involucrados quedan como más ineptos que un lagarto, trabajando de felpudo, en el cruce de las peatonales Córdoba y San Martín.

Happy end?