¡Ah, nunca me cansaré de referirme a mi abuela! De tan criolla que era, se volvió de lo más refranera. Para cada situación, sacaba a relucir un refrán que aclaraba el asunto. Jugando a la ruleta rusa con mis hermanos y mis primos, salí galardonado con el título de "nieto preferido". Así, mi abuela insistía conmigo más que con los otros nietos, en repetirme refranes a mansalva.
No recuerdo cuántas veces me dijo: "En todos lados se cuecen habas". No lo recuerdo, pero me entró a sangre y fuego. Llevo este refrán tatuado en mi corazón. ¿Vendrán de ahí mis problemas cardíacos?
La cuestión es que, hace unos bastantes cuantos años, me di cuenta de que, en mi casa, ese refrán había perdido sentido por completo. Pero como lo tenía tan incrustado bajo mi piel de celofán, me encontré muchas veces en la necesidad de sacarlo a relucir. Decía: "En todos lados se cuecen habas, excepto en mi casa, pues ahí no se cuece nada".
Esto era (ojo con el pasado) más verdad que un trébol de cuatro hojas. ¡Dejó de serlo! Lo digo con sentimiento pues a mí me gustaba que fuese a la antigua usanza. Las horribles contingencias de mi vida abulonada, alcantarillada, atormentada, antojada, atemperada, anquilosada, arrugada, argumentada, acongojada y almidonada, me forzaron al espantoso oficio extremadamente limitado de cocinar alguna cosa. Como no hay mal que, por bien, no venga, como por arte de magia o imbecilidad congénita, emergió "la cocina científica"; no la puedo explicar porque es un asunto esotérico y exotérico, los dos a una, como en la Fuenteovejuna que tengo cual centro de mesa.
Y así, andando los caminos de la informática cibernética a partir de la cocina científica, me tropecé con una propaganda extranjera, más precisamente estadounidense de norteamérica, que la cuelo a continuación, con colador de plástico material.
¿Qué les pareció? ¿Fantástica? Bien a lo William Peter Blatty y Linda Blair, ¿no?
"Dirty Devil" (Diablo Sucio -o Polvoriento-) es una marca de aspiradoras. Son tan potentes que más nos vale tener un exorcista siempre a mano, no vaya a ser que alguien que viaje, traiga una y nos juegue una mala pasada.
Como decía mi abuela, en todos lados se cuecen propagandas estrafalarias. ¡Cada vez encuentro más sublime el mundo de la publicidad!
No es descabellado afirmar que este comercial tiene cierta gracia, con su comienzo de película de horror para terminar con una simpática anciana aspirando la alfombra de su hogar, dulce hogar.
Tímidamente arrimo la impresión de que también se podría llegar a afirmar que toma cosas serias a la chacota. La propaganda, resulta claro, no tiene la culpa; en todo caso, los responsables son las que la hicieron. Y esto representa un gran alivio para el observador, no sé porqué ni en qué, pero alivio al fin.
Me pregunto, como en múltiples ocasiones, y no puedo responderme: ¿qué tendrá que ver la posesión diabólica con una aspiradora? A ojos vistas, sólo la marca, con eso de "diablo"...
Les dejo dos imágenes como para disfrutar una tarde de lluvia, a la vera de la chimenea.
Este blog es para charlar, con buen humor, sobre el "absurdo público", y no la contradicción personal. O sea, los disparates que se ven por ahí, planteados como sensatos o lógicos. Seamos conscientes de que esto ocurre, de que destruye los mecanismos necesarios para el pensamiento. En 1986, Víctor Heredia escribió: "una tierra sin memoria no nos cobijará jamás". Digo: "un pueblo que no sabe pensar, nunca será libre". Y que este blog también sirva para compartir curiosidades y cosas divertidas.
Bueno, lo logré, y no tengo ni idea cómo. Llevaba días sin poder intervenir en este magnífico blog.
ResponderBorrarSiento mucho no poder aportar, en esta ocasión, algo substancial: lo esotérico me espeluzna, y tanto que no juego con ello.
Pero la aspiradora y la viejecita de ruleros es incomparable. Adelante, a por otra