Recuerdo varios episodios de esta índole. Voy a contar uno, que es de por sí bastante tonto, para que sepan a qué me refiero.
Hace varios años vi, en un negocio de ropa, la marca ABSOLUT JOY. Apenas la vi, supe que tenía algo mal, que había algo raro.
Bastante tiempo después, me di cuenta de que faltaba la "E". En inglés, la palabra "absolut" se escribe "absolute", no hay otra forma posible.
No viene al caso decir que, muy probablemente, los publicistas hicieron esta omisión ex profeso. Para lo único que lo cuento es para mostrar que, en ocasiones, demoro en ver el error.
Desde hace muchos, muchos años, hasta hará dos meses aproximadamente, he escuchado decir por televisión esta frase, reiterada por muy diferentes personas:
TENEMOS QUE DEFINIR
QUÉ TIPO DE PAÍS
QUEREMOS.
Me pasó lo mismo que con la marca mencionada. Cada vez que oía esta frase (u otra prácticamente calcada), sabía que había algo que estaba mal, pero no me daba cuenta de qué.
Comprendí qué era "lo erróneo" cuando la escuché por última vez, hará dos meses como ya dije.
Resulta claro que no se trata de una cuestión gramatical o de redacción.
Para mí, el inconmensurable error es el momento en que se dice.
¿Cómo puede ser que aún no sepamos en qué clase de país queremos vivir? ¿El 25 de Mayo fue en 1810 o la semana pasada?
¿Cómo es posible que todavía no hayamos bosquejado y acordado aunque más no sea una leve idea?
Por supuesto, los hombres de Mayo algo dijeron. Seis años después, en Tucumán algo habrán propuesto. Alberdi trabajó mucho en su libro "Las Bases", la Constitución de 1853 tiene un preámbulo que hace referencia, además, a pactos pre-existentes que también habrán aportado alguna idea...
Pues bien, es por demás evidente que todos estos enunciados no surtieron el más mínimo efecto. En este suelo bendito, no hay nadie que haya tenido o tenga una remotísima noción de cuál es el objetivo común que los ciudadanos queremos alcanzar.
Al carecer de algo tan elemental, cada uno apuntó y apunta hacia donde mejor le parece o interesa, sin importar lo que los otros puedan querer, aspirar, etc.
Pese a ser un mecanismo de esencia aleatoria, habitualmente se vivió y se vive en forma de dicotomía feroz:
- Viva la Santa Federación, mueran los salvajes unitarios.
- Civilización o Barbarie.
- Buenos Aires, el Interior.
- Alpargatas sí, libros no.
- Nacionalización, Privatización.
- Privatización, Expropiación.
- Oficialismo, Clarín.
En este momento, oposición propiamente dicha...
Hemos estado festejando el bicentenario de algo que no posee un contenido trascendente real. Sí lo tuvo en apariencia, pero no en serio pues nadie lo vivió de esta manera.
Como dije antes, no teniendo una meta común, cada uno va hacia cualquier lado.
Si tuviéramos esa meta, caminaríamos juntos aunque discrepáramos en aspectos importantes y, a la vez, menores.
Hace 200 años que vamos sin rumbo a ningún lugar. ¿Podremos determinar ahora un destino compartido?
Mi duda es tal que siento que, si esto llegara a ocurrir, se daría cuando yo ya me haya muerto varias veces.
NOTA:
Lamento escribir en forma generalizada.
Opino que debe haber habido y que debe haber muchos hombres y mujeres que fueron y son verdaderos patriotas.
Lamento también que no resulten suficientes.
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Espero que el sistema no esté tan viciado que haya llegado un punto en que sea imposible cambiarlo y que aquellos que tengan buenas intenciones tengan que "dejar pasar" ciertas cosas... ojalá que no.
ResponderBorrarOjalá que no. Aunque no le tengo demasiada confianza.
BorrarLo siento pero tampoco tengo demasiada confianza. Pesimistillas?...sí
BorrarLamentablemente la dosis de esperanza está medio agotada, o sea, anda faltando...
BorrarRealmente no sé que le pasó a mi comentario.........que fue hecho hace mil años.
ResponderBorrarEl asunto es que este artículo me pareció excelente, y hasta lo puse en facebook porque "casualmente" coincido en todo.
Hasta el próximo
El "misterio" de Internet. Se fue.
BorrarGracias por ponerlo en Facebook.
¿Nos estamos viendo? Aquí sí vale la esperanza.
Lo debo haber dicho ya. La inmensa mayoría, hace lo que debe y lo hace bastante bien. Si no fuera así, el bodrio se generalizaría de manera exponencial. Vayan a un aeropuerto grande como el de Madrid (una maravilla de arquitectura de mi célebre colega Richard Rogers). Si la gente que trabaja continuamente ahí o en relación, no cumpliera con su deber suficientemente bien, en pocas horas no habría más movimiento aéreo. En las grandes ciudades es igual. No insisto.
BorrarQue duerman bien.