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¿Copa o perfiles? |
Hace muchos años atrás, hablando sobre publicidad, le dije a mi hermana que yo prefería la pornografía. Casi la mato del susto. ¡Cómo para no!
Me miró con desconcierto de ballena en la Puna. Me apiadé y aclaré lo que había dicho añadiendo que, ante imágenes confusas, la pornografía es mejor porque no hay dudas sobre las fotos o dibujos que puedan llegar a verse desde la lejanía o de la cercanía, no es éste el punto. Con esta aclaración, mi hermana entendió y compartió la idea.
Tras que éramos pocos, ahora se habla con total confusión sobre la orientación sexual en el mundo del espectáculo, sobre todo en actores y cantantes masculinos, solteros, sin apuro, o como les salga vivir.
De esta manera, me ha sucedido, por ej., ver una película. Ahí veo a un actor por primera vez. Alcanzo a enterarme de su nombre. Entro en Google para curiosear sobre sus datos personales. Aparecen entonces, como brotes de moho por la humedad, cuestionamientos si el fulano será hétero, u homo, o célibe, o traumado, o.
Suponiendo que el mencionado fulano se entere de esto, ¿tendría que salir a aclarar su situación personal sobre ese tema?
¿A quién le compete juzgar sobre este aspecto del individuo? En mi opinión, ¡¡ ni medio pepino a nadie !!
Otro medio confuso son las letras de varias canciones. Jason Mraz, por mencionar alguno, escribió una canción cuyo título es Butterfly. Además de ser levemente grosera, habla de la chica a la que ama mencionándola como hermana. Nadie puede alegar que no se percató de lo que estaba escribiendo.
¿Por qué están ocurriendo estas cuestiones? ¿Habrán sucedido también en otras épocas de la humanidad? ¿De qué sexo era la Gioconda, hombre o mujer? ¿O un autorretrato "disimulado y confuso" del propio Leonardo?
¿O será la condición humana de por sí tan desorientada como para llegar a esto?
Dudo mucho sobre la ética comercial, publicitaria, consumista, pastoril o serrana.
¿Podrá ser, en muchos casos, una forma más de seguir embarullando al ser humano común y corriente para que piense cada vez con mayor confusión y llegue a conclusiones extraplanetarias sin darse cuenta?
No viví en el Renacimiento como para saber qué onda en esos tiempos. En cambio, sí estoy viviendo en estos tiempos, y tampoco sé qué onda es la actual.
Algo temeraria fue la campaña sobre el SIDA que se difundió por las calles en el 2007, bajo el lema: Son más las cosas que NO transmiten VIH/SIDA que las que Sí.
Hubo muchos carteles que trataban diferentes tópicos; por ej., que hay que usar jeringas descartables, que tomar mate no trasmite SIDA, una transfusión de sangre tampoco, etc.
Salvedad para la transfusión: si el donante no lo tiene.
Un cartel muy curioso y controvertido por todo lo alto y/o por todo lo bajo, fue el del "abrazo" que tampoco transmite SIDA.
O yo veo mal, cosa cierta porque tengo astigmatismo, miopía y presbicia, o lo que el afiche muestra no es justo justo un abrazo; bueno, sí, es un abrazo que estaría siendo trascendido por otro acto humano, o sea, que más bien tiende a ser un beso, tierno, cariñoso, enciclopédico, de respiración boca a boca, pero beso al fin. Al menos, daría esa impresión.
Cuento, ya que estoy con los dedos sobre el teclado, que trato de manejarme con la mayor precaución posible, e intentando con más ahínco no llevarle el apunte a la orientación sexual de las personas ya que, en principio o en definitiva, no afectan el desarrollo de mi vida personal.
Si, en cambio, perjudican a otro, ahí analizaré lo mejor que pueda cuál deberá ser mi comportamiento.
Por último, nunca dejo de analizar lo que veo para que, si la cuestión es ambigua en cualquier índole, pueda mostrarle esa ambigüedad a quien tenga a mano y quiera escucharme.
Realmente creo que el problema está en la condición humana, siempre haciéndonos líos. Y obvio en la nula limpieza politico-comercial que cuánto más nos cunfunden mejor (para ellos)
ResponderBorrarNo hay un buen panorama. Me parece que nunca lo hubo, pero como vos decís, este es el tiempo que nos tocó y no se lo ve rozagante