lunes, 17 de septiembre de 2012

Molinos de viento

Rubén Darío
Yo soy aquél que ayer nomás decía
el verso azul y la canción profana...

Bueno, esto no es del todo cierto. Es decir, no fui yo quien escribió estos versos, sino Rubén Darío en sus poemas "Cantos de Vida y Esperanza".

O sea, no son del todo nuevos; quizás más que contemporáneos sean de comienzos del Siglo XX pretérito pasado. No obstante, empero, sin embargo, pero y además, los utilizo, por lo de ayer, para referirme a los temas maravillosos que estuve tratando en mis últimos artículos de este blog moderno, audaz, cosmopolita...

Desde hace muchos años pienso que las corporaciones multinacionales, los manipuladores de datos, las empresas publicitarias, los Grandes Hermanos de todo el planeta, y tantas otras cosas más, sobrepasan por muchísimo mi capacidad de acción.

Al ver cómo se entreveran las compañías, me broto todo: me sale una urticaria, doña, que para qué le cuento.

En la década de los '80, cuando se transmitía por televisión la serie "Brigada A", si la daban incluyendo las leyendas finales, podía leerse que la Columbia Pictures era una empresa de Coca-Cola. A ojo de buen cubero, diría que no hay un exceso de similitud entre películas y bebidas gaseosas (con perdón), pero debe haberla habido y no fui capaz de darme cuenta.

Pocos años después, tuve la dicha de ver, en una disquería del Centro, este maravilloso logotipo. Cualquiera con un poco de memoria, recordará que estos óvalos concéntricos rodeando un círculo con las dos patitas fueron, durante siglos, el logo de CBS. Y cualquiera que sepa leer reconocerá la palabra Sony con facilidad.

Cuando lo vi, tuve un espasmo caleidoscópico. A pesar de que en esa época yo no era norteamericano ni japonés, me reventó ver este entrevero.

Recuperé mi tranquilidad epidérmica cuando confirmé que los japoneses se habían hecho cargo de toda la empresa estadounidense.

El 30 de Marzo de 1992 compré un discman Philips. ¿Quién no sabe que ésta es una marca holandesa de tradición más arraigada que un enano en la ventolera?

Para mí placentera sorpresa, pude ubicar que el susodicho aparatito había sido fabricado en Hong Kong; la pila (o batería de cocina) decía: Made in China.

Y Holanda, ¿dónde está?

Cuento estos eventos alérgicos que pude comprobar por mí mismo para que no vengan luego a acusarme de haberme dejado influir por intereses anticapitalistas, antiimperialistas, antibióticos o cualquier anti- que fluya por las alcantarillas. Me mantengo alienado (ojo al piojo que éste no es un error dactilográfico) entre el Primer Mundo y el Tercero, ya que el Segundo se hizo humo.

Cambio abrupto. Hace tiempo que no oigo hablar de la Sinarquía. En realidad, no volví a escuchar nada sobre el tema después del 1º de Julio de 1974, fecha en que muriera el General. Solamente lo escuché a él hacer referencia al tema. Y no es que haya dejado de tener importancia o haya dejado de lado sus aplastantes intereses.


sinarquía.
(Del gr. συναρχία, poder conjunto, magistratura colectiva).
1. f. Gobierno constituido por varios príncipes, cada uno de los cuales administra una parte del Estado.

2. f. Influencia, generalmente decisiva, de un grupo de empresas comerciales o de personas poderosas en los asuntos políticos y económicos de un país.


Creo que estoy refiriéndome a la segunda acepción. Al no estar seguro, acepto votos y/o sugerencias.

Tampoco volví a escuchar, desde hace un menor tiempo, nada sobre la Logia P2 (PII) que, según algún lugar de Google, dejó de existir en 1981, cosa que no creo ni con mi rostro cejijunto.

En definitiva, con este nombre o con otro, las grandes corporaciones siguen existiendo y siempre existirán, pese a no ser eternas.

Opino que estas delicatessen de la actualidad sempiterna, son molinos de viento gigantescos, colosales, que arrasan a cualquiera que ande distraído por las calles bucólicas de la gran urbe.

¿Qué puedo hacer yo, p. de c. (pirincho de cuarta para los iniciados), ante todo este caos abrumador que no deja nada, o casi nada, en pie enjuto?

En varias oportunidades me han dicho que me parezco al Quijote; en otras ocasiones, que me parezco a Cervantes.

A decir verdad, no me interesa parecerme a nadie. A veces me parezco a mí mismo, pero no siempre.

Quizás tenga rasgos españoles muy marcados... ¡Nunca se sabe!

Sí estoy seguro de que no me siento Quijote en lo más mínimo, precisamente por ser mínimo.

¿Voy a salir como si nada cabalgando sobre Rocinante, para combatir a estos bellos molinos? Como dije al comenzar, estos molinos me rebasan por doquier, a diestra y siniestra, arriba, abajo, adelante, atrás...

Dejando con disimulo este detalle de lado, no deseo combatir nada, no ir en contra de nada. Me parece mucho más positivo estar a favor de algo.

En este caso, a favor de aquéllos que nos podemos ver afectados por tanta inmisericordia indómita.

Años atrás, pensé que podía hablar, aunque hacerlo me cueste tanto, y comentarles a los que tenía a mano mi parecer sobre estas múltiples cosas.

Ahora, además, cuento con este medio del blog. Quizás haya alguien que lo lea y que estas cosas que escribo le ayuden en algo.

Puedo decir: me parece que eso es un molino; si estuviera en tu lugar, tendría cuidado de que un aspa no me dé por la cabeza y me haga percha.

================================================



VÓRTICE A LA NADA