lunes, 22 de octubre de 2012

Bicentenario incierto

En diversas oportunidades me ha sucedido ver algo que estaba mal, darme cuenta de esto pero sin saber qué era lo que estaba mal.

Recuerdo varios episodios de esta índole. Voy a contar uno, que es de por sí bastante tonto, para que sepan a qué me refiero.

Hace varios años vi, en un negocio de ropa, la marca ABSOLUT JOY. Apenas la vi, supe que tenía algo mal, que había algo raro.

Bastante tiempo después, me di cuenta de que faltaba la "E". En inglés, la palabra "absolut" se escribe "absolute", no hay otra forma posible.

No viene al caso decir que, muy probablemente, los publicistas hicieron esta omisión ex profeso. Para lo único que lo cuento es para mostrar que, en ocasiones, demoro en ver el error.

Desde hace muchos, muchos años, hasta hará dos meses aproximadamente, he escuchado decir por televisión esta frase, reiterada por muy diferentes personas:

               TENEMOS QUE DEFINIR
               QUÉ TIPO DE PAÍS
               QUEREMOS.

Me pasó lo mismo que con la marca mencionada. Cada vez que oía esta frase (u otra prácticamente calcada), sabía que había algo que estaba mal, pero no me daba cuenta de qué.

Comprendí qué era "lo erróneo" cuando la escuché por última vez, hará dos meses como ya dije.

Resulta claro que no se trata de una cuestión gramatical o de redacción.

Para mí, el inconmensurable error es el momento en que se dice.

¿Cómo puede ser que aún no sepamos en qué clase de país queremos vivir? ¿El 25 de Mayo fue en 1810 o la semana pasada?

¿Cómo es posible que todavía no hayamos bosquejado y acordado aunque más no sea una leve idea?

Por supuesto, los hombres de Mayo algo dijeron. Seis años después, en Tucumán algo habrán propuesto. Alberdi trabajó mucho en su libro "Las Bases", la Constitución de 1853 tiene un preámbulo que hace referencia, además, a pactos pre-existentes que también habrán aportado alguna idea...

Pues bien, es por demás evidente que todos estos enunciados no surtieron el más mínimo efecto. En este suelo bendito, no hay nadie que haya tenido o tenga una remotísima noción de cuál es el objetivo común que los ciudadanos queremos alcanzar.

Al carecer de algo tan elemental, cada uno apuntó y apunta hacia donde mejor le parece o interesa, sin importar lo que los otros puedan querer, aspirar, etc.

Pese a ser un mecanismo de esencia aleatoria, habitualmente se vivió y se vive en forma de dicotomía feroz:

- Viva la Santa Federación, mueran los salvajes unitarios.
- Civilización o Barbarie.
- Buenos Aires, el Interior.
- Alpargatas sí, libros no.
- Nacionalización, Privatización.
- Privatización, Expropiación.
- Oficialismo, Clarín.

En este momento, oposición propiamente dicha...

Hemos estado festejando el bicentenario de algo que no posee un contenido trascendente real. Sí lo tuvo en apariencia, pero no en serio pues nadie lo vivió de esta manera.

Como dije antes, no teniendo una meta común, cada uno va hacia cualquier lado.

Si tuviéramos esa meta, caminaríamos juntos aunque discrepáramos en aspectos importantes y, a la vez, menores.

Hace 200 años que vamos sin rumbo a ningún lugar. ¿Podremos determinar ahora un destino compartido?

Mi duda es tal que siento que, si esto llegara a ocurrir, se daría cuando yo ya me haya muerto varias veces.

NOTA:
Lamento escribir en forma generalizada.
Opino que debe haber habido y que debe haber muchos hombres y mujeres que fueron y son verdaderos patriotas.
Lamento también que no resulten suficientes.

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lunes, 15 de octubre de 2012

Tanguy (o "La Duda Resuelta")

Lector avezado
Es altamente improbable que los avezados lectores conozcan este nombre de varón poco difundido en los países de habla hispana, como quien dice España + Hispanoamérica.

Como a mí me sucedió exactamente esto, es decir, que no tenía ni la más remota idea de que pudiera ser un nombre, lo busqué en la Red Internacional, o sea, Internet, y así encontré:

San Tanguy de Locmazhé (+ 594), fue un monje bretón de Gerber (El Relecq, al noroeste de Francia).

Si hay un santo, hay un nombre. ¿Qué duda cabe?

También encontré la siguiente información adicional que no viene al caso pero luce, a saber a):

Tanguy es la forma francesa de escribir el nombre bretón Tangi, que viene de tan, fuego, y ki, perro.

No puedo seguir remoloneando en los brillantes y acomodaticios párrafos que anteceden. Debo introducirme, por propio impulso y deliberadamente muy a sabiendas, en la siguiente propaganda que están pasando por televisión en este tiempo presente, a saber b):


Parece una propaganda tontuela, banal, intrascendente, simpática, tierna. But (en inglés queda mejor) no lo es.

Querido público, miradla una vez más prestando real atención a todo lo que acontece en estos valiosos 46 segundos: actitudes, palabras, gestos y demás.

¿Dejó de ser bobalicona? Para mí, categóricamente sí.

Paranoia ocular
Esta propaganda, como la inmensa mayoría, no tiene nada que ver con el producto publicitado. Pero a este detalle menor ya no se le puede prestar atención; grave riesgo de caer en una locura paranoica de toda índole y lugar.

El matrimonio avícola-ganadero le dice a su crío que, como ha crecido, le llegó la hora de piantarse del nido. Todos saben que el saber ocupa lugar (¡cómo me gustar redundar sin sentido!).

Entonces, al aparecer la excelsa familia semi tipo, las cosas se vuelven un tanto resbaladizas, esquivas, amortiguadas.

Desfibrilador ad-hoc
El niño de la casa, joven como un bebé nonato, baja a almorzar. Matrimonio bien avenido, con coordinada forma de pensar y actuar, la madre lo recibe con alegría mientras al padre le da un paro cardiorrespiratorio mal y de lo mejor.

¡Pero cómo se lo banca! Claro, mucho mucho no disimula.

La madre, en tanto, en vez de terminar de darle el plato de comida ya servido a su marido boqueante, solícita se lo transfiere a su tierno hijito, que lo celebra bailando una jota navarra o tucumana, es lo de menos, pero sí de la primera época.

"LA NATURALEZA ES MUCHO MÁS SABIA"

dice el cartel de no demasiado nítidas letras blancas que atraviesa la pantalla del televisor (aquí se ven con mayor claridad). Ósea, ¿es más sabia que los padres mediocres, más que esa madre tarada y complaciente, más que ese padre cero a la izquierda si es que alguna vez hubo alguno?

Final con la bebida cola en primer plano. Si es por razonar sin razón, esa bebida puede ser lo que mejor le parezca, a ella, al de la agencia publicitaria, al muy televidente entusiasta, a mi abuela la refranera (R.I.P. o Q.E.P.D.), a.
Si es cola o de jugo, imagine usted lo que quiera.

Cuando busqué en YouTube el clip correspondiente, me detuve a leer algunos comentarios. No eran muy variados. La mayoría coincidía en que la actitud del hijo es de súper onda, re-cool. Este tipo sí que la tiene clara. O cosas similares.

Entonces, ¿la propaganda critica o ensalza la postura inmadura del vergonzoso niño que debería ser medianamente...?

Como señalé más arriba, al estar bobaliconamente enternecida (además de ser arteramente confusa), despierta una corriente de afinidad metabólica (quiero decir, meta bola nomás) con los adolescentes tardíos que, cómodamente, reposan en sus catreras respectivas.

Atento el piojo: estrictamente estoy refiriéndome al tipo de hijo que señala la propaganda, y no a aquellos hijos que, por distintas razones muy válidas, no sólo pueden sino que, en ciertas circunstancias, deben vivir con sus padres.

Acabo de mencionar a mi difunta abuela que solía repetirme, a mí su nieto preferido, "ante la duda, abstente m'hijito, abstente".

De vez en cuando se me ocurre pensar que es bueno despejar las dudas.

Y así, sin vacilaciones ni titubeos, recordé "Tanguy", una película francesa del 2001, sin odisea ni espacio.
No se preocupen los lectores en cuanto a este extraño nombre de pila: en Argentina le cambiaron el título por "Grupo de Familia", ¡faltaba más!

En forma de comedia, este film plantea una situación calcada. O viceversa, la propaganda fue calcada de esta película, ya que ésta es anterior.

¡Es lo que hay!

Es muy difícil hacer recomendaciones. Cuento que me gustó. La resolución es divertida sí, pero resuelta. No te deja en la confusión del pantano en el que esta sociedad consumista te quiere sumergir tan alevosamente.

Les dejo un breve tráiler de la película antes mencionada y por siempre ponderada. Está hablado en el español de España. ¡Resignaos!


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Resignados
Flor mustia




lunes, 1 de octubre de 2012

¡No se vayan! Enseguida volvemos...

... después de estos auspicios.



¡¿Cómo puede ser?! ¿Tanto me entusiasmé con mi miniserie de los artículos precedentes "Los poderosos al acecho", que olvidé a mis queridísimos benefactores?

¡Ah, ingrato indómito! Si no fuera por mis patrocinadores, auspiciantes corporativos, sponsors multinacionales, perros de paja, pájaros de mal agüero y bursátiles, ¿cómo solventaría los inconmensurables gastos de este portentoso blog?

Arrepentido, hundido en el pantano donde me rodea el miasma primordial, regreso a las propagandas con esta pauta publicitaria a comentar con posterioridad al hecho consumado.


¿Alguien duda sobre la finalidad de este aviso? ¿Será que intenta promocionar la compra de, como mínimo, un televisor más?

El tema a tratar no pasa a través de la compra, o no, de televisores. Que cada cual tenga cuantos televisores le venga en gana. Es claro, que lo haga con plena consciencia y no como títere manejado por los pastores del consumismo idiótico.

PILA DE TELEVISORES

Antes al contrario y por, lo que me subyugó de esta propaganda, como en la mayoría de los especímenes de su especie, es la forma en que se desarrolla la trama argumental de antigua prosapia.

¿Sois conscientes, inestimables lectores, de cómo rescata los valores de la célula social básica conocida tradicionalmente como familia?

¡Notable, fantástica, espeluznante! Tanta concordia familiar estremece las fibras más íntimas de mi intimidad.

Cada miembro de este núcleo primigenio propendiendo al desarrollo armónico de una sociedad participativa en armonía y solidaridad.

Apenas comenzada, esta publicidad nos muestra cómo el padre, hierático señor feudal, enciende el televisor y mira furtivamente a su alrededor, previendo que no le arrebaten el control remoto.

Sin hacerse esperar, llega su hija, princesa adorada, luz de sus ojos, y le arranca el control de entre sus manos para cambiar, en capricho arrobado, al canal de ballet clásico. Y ambos ven, sonrientes y eufóricos, a agraciados jugadores de fútbol con tutú que se desplazan grácilmente sobre el escenario de césped.

Enseguida se presenta la esposa, dulce alma del hogar que mantiene con el fuego de su corazón el amor ígneo de sus habitantes, para ver su programa de cocina. Le quita el control a su amada niña y la sorprende gratamente con un jugador maestro de alta cocina.


Se oye que un caballo detiene su galope frente a la casa. La puerta vaivén se abre bruscamente e ingresa, como a un saloon del Viejo Oeste, el niño cowboy (valga la redundancia) para jugar su juego informático con su entorno expectante.

Motor incandescente de una adolescencia irreparable, introduce naves espaciales, armas sorprendentes, alienígenas, terrícolas y otros que invaden la pantalla y el recinto.

¡Una pena, Garbarino da por terminado su comercial!

Me estremezco de emoción una vez más al ver cómo las cuatro caricaturas grotescas de familia se brindan mutuamente a sí mismos, en un paradigmático ejemplo de individualidad y egoísmo, las cosas que a cada uno, por separado como corresponde, le importan, pensando en blanco respecto de los demás.

¡¡ VAMOS FAMILIARES, AMIGOS, CONGÉNERES DEL GÉNERO HUMANO !! ¡¡ CORRAMOS DE LA MANO QUE EL FUTURO NOS AGUARDA !!