¡ Qué tarado !

¡No hay caso! Muchas veces dije que no pongo las manos en el fuego por nadie y, mucho menos, por mí. Tengo ahora que ratificarlo.

Hace casi dos años que tengo esta foto archivada en mi maravillosa notebook. Y me olvidé por completo de ella.

Acabo de verla y reparo mi error poniéndola a la vista de todos.

Hace bastantes años atrás, cuando la capacidad de almacenamiento de Hotmail era muy escasa, recibí un mail que sostenía que, si cambiabas tu domicilio a España, la capacidad de la referencia referenciada aumentaba. En efecto, se me incrementó... ¡ 10 veces !

Por esta razón, al finalizar la sesión, salía a MSN - España. En una de esas salidas, me encontré con esta pantalla. Ahí mismo la "fotografié", y luego me olvidé.

Ahora voy a colocar algunas versiones recortadas para que pueda verse el porqué de haber conservado esta maravillosa imagen.

¡Aguanten un toque! Voy a subir una más recortada.

Insuficiente. Con esfuerzo, sólo se alcanza a ver que es del 31 de Octubre de 2011, y el titular trascendente. ¿Tarado dije?

¡A por otra!

El humor negro es lo mío. Y lo tuyo, ¿qué es?

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¡La pucha con el canadiense!

Palabra de honor. Lo juro por la luz de bajo consumo (hacía tiempo, ¿no?) que me alumbra: todo el texto que está a continuación, debidamente separado e ilustrado por mí, lo recibí vía correo electrónico.

Como bien pueden imaginar, mi pueblo y mi público que tanto me extrañaron, no verifiqué ninguna cita. Supongo que son exactas porque no desentonan con los textos del Antiguo Testamento y porque los protestantes (lo doy por hecho) son expertos en estos asuntos.

No agrego más nada. Como siempre, Antón, Antón Pirulero, que cada cual atienda a su juego y, ¡a otra cosa, mariposa, que no te verás en otra!

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En su programa de radio, la Doctora Laura Schlesinger dijo que desde el punto de vista ortodoxo, la homosexualidad es una aberración de acuerdo con Levítico 18:22, y que no puede ser condonada bajo ninguna circunstancia.

Lo que les traduzco a continuación es la respuesta de un oyente de Estado Unidos, publicada en Internet. Es divertida a la par que muy informativa.

Querida Doctora Laura:

Gracias por hacer tanto esfuerzo en educar a la gente de acuerdo con la ley de Dios.

He aprendido mucho con su show, e intento compartirlo con tanta gente como puedo. Cuando alguien intenta defender la homosexualidad, por ejemplo, simplemente les recuerdo lo que ordena Dios en Levítico 18:22, donde claramente dice que es una abominación…  ¡Fin del debate!

Necesito su sabio consejo respecto de otros elementos de las leyes de Dios y de cómo seguirlas.

Primero: En Levítico 25:44 está escrito que puedo poseer esclavos, tanto hombres como mujeres proveyéndome de ellos en países vecinos. Un amigo mío asegura que eso se refiere en nuestro caso a los mejicanos, pero no a los canadienses. ¿Me lo puede usted aclarar? ¿Por qué no puedo tener un esclavo canadiense?

Segundo: Me gustaría castigar a mi hija vendiéndola como esclava, tal como dice en Éxodo 21:7. Hoy en día, ¿cuál cree usted que sería el precio justo que puedo pedir por ella?

Tercero: Cada vez que sacrifico un toro en el altar de mi jardín, sé que ello crea un agradable aroma para Dios (Levítico 1:9). El problema son mis vecinos. Dicen que el hedor les molesta. ¿Debo aniquilarlos?

Cuarto: Tengo un vecino que insiste en trabajar en los días festivos. En Éxodo 35:2 claramente está establecido que debe ser condenado a muerte. ¿Estoy obligado moralmente a matarlo yo mismo, o debo llamar  a la policía para que lo maten ellos?

Quinto: La mayoría de mis amigos llevan el pelo corto. Como está penado con la muerte en Levítico 19:27, ¿de qué forma debo matarlos?

Sexto: Mi tío tiene una granja y viola la ley de Dios en Levítico 19:19 ya que cultiva plantas diferentes una al lado de la otra y, para colmo, mi tía viste mezclando diferentes tejidos (algodón, polyester, etc…). ¿Es realmente necesario que moleste a toda la ciudad para reunirlos a todos en la plaza para lapidar a mi tío y a mi tía?¿No podemos hacerlo en privado en una celebración familiar? (Levítico 20:14)

Sé que usted, querida Doctora, ha estudiado la palabra de Dios profundamente y que es una experta. Así que estoy seguro de que podrá ayudarme.

Gracias de nuevo por recordarnos a todos que la palabra de Dios es eterna e inmutable.

Su fascinado seguidor,

James M. Kauffman, Ed.D.

Profesor Emérito, Dpto. de Curriculums, Instrucción y Educación Especial, Universidad de Virginia.

P.D:. Sería una auténtica pena que no pudiéramos poseer un/a canadiense como esclavo/a.

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