lunes, 5 de septiembre de 2011

Criterios de verdad


A principios del Siglo XX.
- ¿Y vos te creíste ese bolazo?
- ¡Pero claro, lo leí en el diario!
- ¡Ah!

Años después.
- ¿Y vos te creíste ese bolazo?
- ¡Y cómo no, lo escuché por radio!
- ¡Ah!

Años más acá.
- ¿Y vos te creíste ese…?
- ¡Por supuesto, vi la película!
- ¡Ah!

Hace menos años.
- ¿Y vos te creíste…?
- ¡Qué te parece, lo vi por televisión!
- ¡Ah!

Menos años aún.
- ¿Y vos te…?
- ¿Y vos no? ¡Está en Internet, dinosaurio!
- ¡Ah!

En todo tiempo.
- ¿Y vos…?
- ¡Más me vale! Lo dijo el Licenciado de la Riestra…
- ¡Ah!

Entre las múltiples tonteras absurdas que nos acechan, están los dudosos criterios de verdad. Paso a contar cuatro episodios ilustrativos.

En 1976 asistí a un cursillo sobre Sagradas Escrituras. En una de las charlas, el disertante habló sobre Moisés. Un muchacho, de muy buen humor, dijo: “¡Ah sí, vimos la película!” Es claro, lo dijo en broma, refiriéndose a Charlton Heston en “Los Diez Mandamientos”; empero, esta broma muestra cómo el cine es uno de estos criterios de verdad.

En el 2008, una amiga mía y yo estábamos charlando amigablemente en mi casa. Me comentó que había visto por televisión a un especialista en arañas, que había afirmado que éstas siempre picaban. Le dije:

-         No siempre. Yo aquí cazo con los dedos todas las que puedo.
-         Ese señor dijo siempre

¡Notable, ¿no?! Yo acababa de decirle que cazaba las arañas de mi casa con los dedos; si hacía y hago esto, es porque, requete obvio, no me pican.

Mi amiga, no obstante, insistió en que picaban porque lo dijo un fulano por televisión, anteponiendo este cuestionable dato a mi propia experiencia.

En Junio del 2010, estaba conversando con una compañera de trabajo. Le estaba hablando de la banda de sonido de una miniserie norteamericana sobre Colón, que lamentablemente no se transmitió en Argentina. Mientras seguía alabando dicha música, le dije que la había compuesto Sheldon Mirowitz, pero no estaba seguro si había sido en 1991 o ’92. Entré en Google, puse lo necesario, y encontré varios sitios. En uno decía, del nombre del compositor, que era Shildon; en otro, que había sido en el ’91, otro en el ’92, y más, igualmente fiables y felices.

Añadí:

-         - Dada la trivialidad del tema, estas divergencias no importan. Además, puedo consultar el folleto del CiDi que tengo en casa. ¿Pero si se tratara de un tema importante y no tuviera otro lugar donde consultar cuál dato es cierto y cuál falso?

Criterio de autoridad. Recibí un archivo PowerPoint sobre esto. Como no puedo confirmar la veracidad de las personas que intervinieron, solamente cuento el contenido.

Una famosa escritora española había dicho, en una entrevista, que murciélago era la única palabra en castellano que contenía las cinco vocales.


Como contrapartida, un ciudadano cualquiera, de ésos que vagabundean de aquí para allá, sin ton ni son ni sombra que los acompañe,  envió una carta de los lectores al diario “ABC”, de Madrid.


Redactada hábilmente, incluía palabras tales como: euforia, escuálido, arquitecto, comunicante, abuelito, auténtico, reticulado, consiguiera, y muchas más.


¡ ¡ ¿ Entonces ? ! !




¡Antón, Antón, Antón pirulero! ¡Cada cual, cada cual atiende a su juego! ¡Y el que no...

3 comentarios:

  1. Muy bueno y a la vez divertido el artículo. La verdad es que , con tanta información dando vueltas, a veces es difícil saber cuáles son las fuentes fidedignas. Creo que la clave está en aprender a buscar. Igualmente importante es aprender a darnos cuenta de que no siempre podemos tener razón y escuchar a los demás.

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  2. Como siempre, genial lo suyo. Nos hace pensar, tenga cuidado no lo multen por tamaño desatino, tildándolo de subversivo o algo peor! Y agrego algo que leí una vez: creer a priori es de crédulos, negar a priori es de necios, dudar ¡es de sabios! Dudemos entonces, investiguemos y razonemos. Gracias.

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  3. Bueno.!!!!, caimos en lo opinable???. Es algo dificilísimo el criterio de verdad.
    Lo único que tengo claro es que hay verdades y verdades, por algunas no vale la pena matarse, por otras sí. y por éstas el criterio de verdad está en la conciencia personal.

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